Jesús Aranguren, entrenador de inteligencia natural
Una inesperada noticia, una malísima noticia: nuestro entrañable amigo Jesús Txutxi Aranguren (Portugalete, 1945) nos dijo adiós el lunes, victima de un paro cardiaco, así, seco, sin más. Es la vida... Cuesta imaginarse un final de vida tan cruel cuando aún tienes en la memoria situaciones mucho más distendidas, recuerdos entrañables de buenos y malos momentos compartidos con amigos como él, tan entregado a los demás, que vivía su profesión como un ejemplo para el resto.
Nos arrebatan para siempre a Txutxi, cosas del destino, pero no lo creemos. Lo que no nos podrán arrebatar nunca es su trayectoria, tanto profesional como personal. Fue un hombre del fútbol en su sentido más amplio que, de entrada, contribuyó a hacer glorioso al Athletic, como jugador y como técnico. Con él se actualiza el recuerdo de dos de las copas que ganó con el equipo de su vida.
En el campo, un muro infranqueable; fuera, todo lealtad, amistad y claridad
Por razones de edad, las trayectorias de Txuxti eran mis referentes. En realidad, puede decirse que Aranguren no llegó al nivel de excelencia de otros compañeros. Y es que sus funciones dentro del equipo, un lateral izquierdo con raza y rápido decidido donde los haya, eran defensivas, pero no cabe duda de que en estas fue de los mejores. En la faceta humana, una persona educada, locuaz y afable, con una sonrisa, sobre todo la sonrisa, indescifrable y una ironía inteligente, que marcaba distancia, unos ojos azules que transmitían serenidad y calaban muy hondo.
Dentro del campo, un muro infranqueable; fuera del terreno de juego, todo claridad, amistad y lealtad, sobre todo a su Athletic del alma, aunque, luego, ofreció las mismas cualidades a los sucesivos equipos que fue sumando en su periplo profesional, como Sporting, Logroñés, Deportivo Alavés, Cartagonova o Levante. Todos ellos llorarán ahora su vacío, porque su compromiso y su forma de ser siempre resultaron aleccionadoras.
En mi andadura profesional como entrenador, encontré en él a una gran persona, de esas a las que desde el sentimiento consideramos mayúsculas. En aquellos años en los que no disponíamos de los medios que ahora existen -como Internet, televisión o los interconectados para las estadísticas de todo tipo-, cada vez que cruzábamos opiniones sobre jugadores, entrenadores, tácticas, presidentes, representantes, periodistas y el resto de gente que rodea al fútbol, estábamos obligados a fiar todo nuestro bagaje de información y conocimiento a la "persona y a su capacidad de mantener la confidencialidad". Txutxi fue esa persona depositaria de mi confianza, que se lleva al otro mundo todo el intercambio de información confidencial. Por todo ello, Txutxi, gracias, y resérvame un sitio en tu banquillo.
José Manuel Esnal, Mané, es entrenador de fútbol.

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