Porfirio Fisac, el modesto alquimista del Valladolid

El éxito, como los grandes angulares, distorsiona la perspectiva. Porfirio Fisac (Segovia, 1965) lucha desde hace meses contra ese efecto. "La identidad de una persona no debe variar en función del coche que pueda llegar a conducir. Hay que tener personalidad", cuenta el entrenador del equipo revelación de la temporada: el Blancos de Rueda Valladolid.

Los pucelanos, en ley concursal y con el presupuesto más bajo de la competición, se colaron como cabezas de serie en la Copa y son terceros en la Liga. Fisac maneja el grupo aunando carisma, firmeza y, sobre todo, sentido común. Lleva solo tres temporadas en la ACB: una con el Bruesa, la 2006-2007, y las dos últimas con el Blancos de Rueda Valladolid -después de ascender a ambos equipos desde la Liga LEB- y será el único técnico debutante de los ocho que se darán cita a partir de hoy en el Palacio de los Deportes. "He aprendido tanto del resto de colegas y hay tantos compañeros en paro que lo único que hago es dar las gracias cada día por ser uno de ellos", dice.

Comenzó su carrera en los banquillos hace 10 años en Extremadura y forjó su currículo en clubes modestos como el Doncel La Serena, el Algeciras o el Tarragona. Ahora se codea con la élite y ello le permite ironizar ante los suyos. "Cuando me reuno con mis compañeros de la federación extremeña y les digo que he estado charlando con Messina, se quedan con la boca abierta", bromea.

Su pizarra se adapta a las circunstancias. "Me gusta el juego ofensivo. Pero el ataque es talento, y el talento es casi siempre dinero. La defensa es puro trabajo. A nosotros nos toca seguir apretando los dientes. Saber de donde venimos nos ha ayudado mucho para crecer sin perder la humildad", explica. Con ese ideario afronta el "sueño" de la Copa el alquimista del éxito. "La presión es la misma para todos. Ser novatos es un hándicap porque sabe más el diablo por viejo que por diablo, pero estamos aquí para intentar ganar".