La inversión evita asumir más riesgos

La ausencia de presión compradora llevó a esta última sesión a un resultado casi neutro, aunque la volatilidad volvió a ser la principal seña de identidad del mercado de valores español.

Para muchos analistas, el ejercicio se ha dado por cerrado desde el pasado vencimiento del mercado de opciones y futuros, al menos para los inversores y gestores más importantes, con lo que es el corto plazo el que trata de sacar algo en limpio de un mercado sin orientación y escaso de fondos.

El Ibex 35 abrió esta última jornada con un pequeño tirón que le llevó hasta los 10.253,90 puntos que marcaron el nivel máximo intradía. Esas compras de primera hora encontraron papel más que suficiente y el mercado se dio la vuelta en minutos. La ausencia de una tendencia definida dio paso a una especie de "guerra de guerrillas" en la que el corto plazo aprovechaba los vaivenes para comprar o vender sobre la marcha, provocando con ello un incremento de la volatilidad, pero con muy poco volumen.

El Ibex 35 caía al mínimo del día poco antes del cierre de la sesión, con 10.165,80 puntos, pero todavía hubo tiempo para un par de piruetas más que, al final, le dejaron en 10.183,50 puntos, con un recorte del 0,20%.

La contratación en el Mercado Continuo descendió hasta 2.096,29 millones de euros, de los que tan solo 1.485,39 millones se generaron en operaciones del "mercado abierto", es decir, en operaciones que fijaban precios.

La sesión aportó un par de datos económicos prometedores en Estados Unidos, con la revisión del PIB del tercer trimestre en una décima, para subirle hasta el 2,6%. El otro indicador se refería a la venta de viviendas de segunda mano en el pasado mes de noviembre, con una subida del 5,6%, frente al descenso del 2,2% que se registró en octubre. A pesar de estos dos datos que apuntan hacia una recuperación lenta, pero evidente, de la actividad económica, los índices de la Bolsa de Nueva York parecían tener problemas para avanzar con fuerza al encontrarse en zona de máximos anuales y con el ejercicio prácticamente cerrado.

En el mercado secundario de deuda se respiraba casi el mismo ambiente, aunque con algunas compras que hicieron bajar ligeramente la rentabilidad del bono español y el diferencial con Alemania.