El PSC pugna por entrar en el juego de pactos de CiU y PP

El Parlamento de Cataluña arrancó ayer su novena legislatura con la investidura de la primera presidenta de su historia, Núria de Gispert, de Convergència i Unió (CiU). El Partit dels Socialistes (PSC) y el Partido Popular (PP), con seis votos cada uno, facilitaron la investidura de la presidenta, un gesto que no es baladí. Muestra cómo los tres grandes partidos de la Cámara, y sobre todo CiU y PP, se disponen a pactar en las grandes cuestiones, al tiempo que excluyen a los grupos pequeños.

El gesto de CiU con el PP -el tercer partido de la Cámara- que más impacto tuvo ayer fue la nueva distribución en los escaños. De la posición lateral de la pasada legislatura, los populares pasan a ocupar el centro. La líder del Partido Popular, Alicia Sánchez-Camacho, se sentó justo detrás de Artur Mas. A cambio de facilitar la investidura de ayer, y todo apunta a que la semana que viene la de Artur Mas, los populares se aseguran presidir comisiones.

Por su parte, Convergència logra un aliado en un escenario de partida en el que la federación temía un todos contra CiU. En este escenario y en ausencia de gestos de CiU hacia el PSC tan evidentes como hacia el PP, fuentes parlamentarias aseguran que los socialistas apoyaron la investidura de De Gispert para no quedar descolgados del binomio conservador y para no obstaculizar el nombramiento de Higini Clotas como vicepresidente de la Cámara. Los socialistas se abstendrán en la primera votación de la investidura de Mas y en función de su discurso actuarán en la segunda.

Por ahora, los diputados del PSC solo reconocen el apoyo explícito de CiU a Clotas. Pero a nadie se le escapa que tras las Navidades habrá designaciones en organismos que requerirán mayorías de dos tercios.