Ascó fuera de campaña

El votante que pretenda saber si su sufragio contribuirá a que el futuro presidente de la Generalitat apoye o rechace la instalación del almacén de residuos nucleares en Cataluña tiene un problema. El asunto, envuelto en polémica por la negativa del Parlamento catalán a acoger la infraestructura y el apoyo que los líderes de CiU y PSC brindaron en privado a la candidatura presentada por el Ayuntamiento de Ascó, queda excluido de la campaña electoral. Es la primera conclusión a la que llega el periodista errante que hacen en Ascó su primera parada de su periplo de campaña. Igual lo ven los responsables de campaña de ambos partidos en la comarca.

"Defendemos acoger la instalación pero en estas elecciones se decide otra cosa", razona el líder socialista de Ascó, Josep Martínez. "Es momento de escoger presidente y no toca hablar de este asunto", señala el segundo teniente de alcalde y portavoz convergente, Pau Daniel Serrano. Ambos apoyaron a principios de año la candidatura de Ascó para acoger la instalación; ahora mantienen su postura pero rechazan proclamarla en público. "Ya dijimos todo lo que había que decir", concluyen. La ambigüedad alienta a los críticos con el almacén, convencidos de que el anuncio de que la instalación acabará en Cataluña se producirá poco después la jornada electoral.

El programa que CiU y PSC defienden en Ascó apunta en este sentido: ambos publicitan incentivar la economía del municipio eludiendo mencionar la infraestructura. El PSC defiende impulsar las políticas sociales; los convergentes piden fomentar el turismo pese a que la localidad no dispone de una sola plaza hotelera. No hay dudas sobre cuál supondría el verdadero impulso para Ascó. "Pero los catalanes no votarán en función del almacén", coinciden Martínez y Serrano.

Los lugareños, que tras la crisis ven la central como único sostén del municipio, leen entre líneas que el apoyo político a la infraestructura es evidente. "Si no lo rechazan públicamente, como sí hicieron meses atrás, será por algo", advierte un veterano político que pide el anonimato. Pero la confusión que fomentan los partidos frustra a todos. "Nadie se atreve a dar la cara, todo se pacta por debajo de la mesa", lamenta Mariano Tarragó, vecino de 81 años que considera la instalación clave para el futuro del municipio. Igual que los líderes locales de CiU y el PSC.