Boda en Las Vegas

El actor barcelonés Juanra Bonet, que acaba de estrenar la obra Animales en el madrileño teatro Fígaro, confiesa que fue un viajero algo tardío.

¿Por qué no se animó antes?

¡Tenía un miedo atroz a volar!

¿Cómo consiguió superarlo?

En principio, a la fuerza. Mi vida estaba en Barcelona, y mi trabajo, en Madrid, así que tiraba mucho de puente aéreo. Al principio lo pasé muy mal. Cuando me acostumbré, decidí encararlo de otra manera: "Si pasa algo, por lo menos que me pille disfrutando".

Y parece que ha funcionado.

Sin ir más lejos, el año pasado hice un viaje estupendo en pareja por la costa oeste de Estados Unidos. Aterrizamos en Los Ángeles -donde me decepcionó por poco glamuroso el paseo de las estrellas- y luego nos dirigimos a San Diego.

¿Querían cruzar a México?

No, queríamos ir al Comic-Con, el mayor festival de cómics del mundo. Conseguimos entradas de milagro: encontramos a un tipo en Internet que nos las revendió en un sitio desangelado digno de un intercambio de drogas. ¡Pero valió la pena!

Un coleccionista en toda regla.

Compramos todo lo imaginable que estuviera relacionado con superhéroes o La guerra de las galaxias antes de ir a San Francisco, donde nos topamos con ese clima más bien frío que hace en verano, con toda esa niebla que sube de la bahía. Nos fastidió un poco, aunque recuperamos el buen tiempo en el parque nacional de Yosemite y en el Valle de la Muerte.

En el Valle de la Muerte, más que buen tiempo...

Hace un sol de justicia, sí. Ahí nos hospedamos en varios moteles tipo Norman Bates, y como colofón, Las Vegas. Llegamos conduciendo de noche, como tiene que ser. Y ahí llevamos a cabo nuestro plan...

Suena de lo más misterioso...

Decidimos emborracharnos primero, jugar a la ruleta después y, por último, casarnos al estilo Las Vegas.

¿Tuvo éxito el plan?

¡Y tanto! Además nos jugamos 40 dólares en la ruleta y acabamos con 300 apostando solo a números primos. Después encontramos la capilla más kitsch y nos casamos disfrazados. Pero prefiero no decir de qué íbamos. Por mantener un poco el misterio...