Primer récord sin bañador milagroso

Se hablaba mucho de Yannick Agnel, el prodigioso francés que con 18 años se impuso el lunes en los 400 metros libre. Pero fue su compatriota Camille Lacourt el que pasó ayer a la historia como el primer hombre que batió un récord importante, en este caso europeo, desde que se desterraron los bañadores milagrosos. Fue en los 100 espalda (52,11s), en los que el español de ascendencia holandesa Aschwin Wildeboer, un nadador de Mundiales y Juegos que se ha tomado este año con tranquilidad, fue séptimo.

Lacourt se lanzó al agua a pecho descubierto y con un bañador por encima de la rodilla, como exigen las normas de la FINA desde el 1 de enero. Esas reglas impiden además que el fabricante use cualquier material impermeable, como el poliuretano o el neopreno, y todas las prendas deben ser autorizadas antes de una competición.

Esta vuelta a los orígenes, a intentar recuperar la pureza de la natación en detrimento de la tecnología, no fue acompañada con un borrón y cuenta nueva en la tabla de los récords como algunos pedían (se batieron más de 250 plusmarcas mundiales en 2008 y 2009). Así que la mayoría auguró un futuro triste en el que los nadadores lucharían por las medallas, pero perderían su otro aliciente, la lucha contra el crono. A Lacourt le ha bastado un año. Con un pantalón corto ha borrado el récord del alemán Helge Meeuw (52,27s), logrado en los Mundiales de Roma 2009 con un bañador milagro.