Vuelta a empezar

La Bolsa arrancó con fuerza los primeros días de agosto. El lunes anterior había vivido una jornada casi de euforia que le permitió tirar de rentas lo que quedaba de semana. Hasta el punto de que gracias a ella pudo cerrar en positivo pese al deprimente tono de las últimas jornadas de la semana. Ayer sucedió algo parecido. Las Bolsas europeas inauguraron la semana con compras. El empujón no fue tan fuerte como el de hace siete días, pero reunió el suficiente impulso como para que la mayor parte de índices continentales se anotaran ganancias superiores al 1%.

Para el Ibex 35, el arreón, del 1,52%, le permitió volver a situarse por encima de los 10.800 puntos. En concreto el cierre se situó en los 10.812,6 puntos, una cota demasiado lejana todavía como para pensar en el asalto a los 11.000 puntos, más aún si se tiene en cuenta que el repunte no necesitó de una gran cantidad de dinero. Ayer apenas se movieron 1.800 millones de euros en los parqués españoles, de ellos 1.157 en el mercado abierto.

Del tono optimista del día se beneficiaron prácticamente todos los valores del Ibex. Solo el fabricante de aerogeneradores Gamesa cerró la sesión en negativo. Telecinco, Abertis y Abengoa -con subidas del 3,5%, el 3,36% y el 2,99%, respectivamente- fueron los valores que sacaron mayores réditos. Entre los grandes, el Santander logró el mayor avance.

La jornada le sentó bastante peor al euro que a la renta variable. La divisa europea perdió parte de lo ganado en las sesiones precedentes frente a la estadounidense, pese a arrancar el día con una leve ganancia que le llevó a cambiarse por encima de los 1,33 dólares.

En el mercado de materias primas, el protagonismo siguió en manos de los cereales. Los incendios en Rusia llevaron el trigo a niveles desconocidos desde hacía meses. Con él arrastró al maíz, a la soja y a la cebada. No ha faltado quien se ha acordado estos días de la crisis alimenticia de 2008, pero la caída en los precios de las últimas sesiones aleja el fantasma de una recaída.

En cambio, la materia prima por excelencia, el petróleo, corrió la suerte contraria. Se encareció después de tres sesiones abaratándose. Al final de la tarde se pagaba a 81 dólares el barril brent, la referencia del mercado europeo del crudo.