El panorama filosófico

Estas 30 líneas no van a dar ni para describir por encima el voluminoso panorama filosófico que apareció el pasado año en Cátedra ni es tampoco el lugar para examinarlo con calma. De entrada, sin embargo, el principio casi quita las ganas de llegar al final porque "la talla mental de los grandes creadores de nuestra cultura del primer tercio de siglo (...) no ha sido superada, ni siquiera igualada, en los dos tercios subsiguientes". Nadie se va a poner a discutir, claro está, sobre la talla mental que los creadores han ido calzando desde la guerra, pero la rimbombancia del tono se hace casi dolorosa cuando se lee que la obra de Ortega parece emular "los míticos trabajos de Hércules" mientras que los ocho tomos de El espectador, en particular, constituyen "algo así como una ingente catedral de pensamiento y cultura levantada a lo largo de casi veinte años con las manos de un solo obrero que fue también su arquitecto".

El encomio entusiasta condice mal con el material informativo realmente ingente que reúnen estas 1.300 páginas largas para dar cuenta sucinta e inevitablemente desequilibrada del ensayo filosófico en español del siglo XX. Asume una comprensión muy ancha de la disciplina académica, desde la aproximación a lo que se llama aquí "el genio filosófico de la ciencia" (para aludir a Cajal, Torres Quevedo y Menéndez Pelayo) hasta la inclusión natural de Santayana o la "filosofía de la liberación" de Ignacio Ellacuría. Figura con capítulo propio Francisco Ayala, pero en cambio a Alfonso Reyes no se le rescata por El deslinde ni por ningún otro título, mientras sí lo tiene Leopoldo Eulogio Palacios, lo que no deja de ser una elección comprometida. En todo caso, el volumen está concebido no solo como acopio de fichas enciclopédicas encargadas a numerosísimos especialistas sino que también aspira a agrupar en etapas, equipos y espacios geográficos esa producción intelectual. Se proponen también claves transversales de lectura que pueden ir desde la lógica matemática hasta la sombra de Nietzsche en el pensamiento hispánico. No sé si la edición tendrá un tratamiento específico en Hispanoamérica, pero allí sin duda no sentará nada bien que la portada y la contraportada se ilustren únicamente con autores españoles (solo la cuarta parte del volumen está dedicada al "pensamiento hispanoamericano"). Por lo demás, algunas de las apreciaciones bibliográficas de Manuel Garrido tienden a ser un tanto chocantes, como llamar "un tanto oficialista" a un libro que fue pionero y solvente como el de Elías Díaz Pensamiento español en la era de Franco, pero quizá se entiende cuando se valora una obra de Gonzalo Redondo titulada Política, cultura y sociedad en la España de Franco como un "abrumadoramente exhaustivo monumento historiográfico salido de la Universidad de Navarra", cosa que está lejos de ser, además de tender a ser un monumento también al sectarismo como mínimo de la fe.