Ir al contenido
_
_
_
_
Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

William Pflaumer, el cervecero que odiaba la 'sin' y el fisco

Colocó a la marca Schmidt entre las más importantes de Estados Unidos

La reputación y la imagen son algo que lleva años construir, pero que se evaporan en nada. Es lo que le pasó a William Pflaumer. El empresario, surgido de las calles de Filadelfia, logró colocarse con la popular marca de cerveza Schmidt entre los más grandes de la industria en Estados Unidos. Pero fue un delito de fraude fiscal el que le hundió en la miseria, y derrumbó el imperio.

Pflaumer murió el pasado 22 de mayo, a los 76 años de edad, como consecuencia de un infarto. Era una persona intrigante, que se escondía tras unas gafas de sol negras. Odiaba la cerveza light, hasta el punto de negarse a producirla. Dijo que en su lugar crearía un paquete especial de seis botellines, que incluiría una de agua, para que a los que les gustaba pudieran diluir el sabor.

Adicto al trabajo

William Pflaumer aprendió a hacer negocio por la vía más dura, con un puñado de dólares en el bolsillo. Era de los que se ponía el mono de trabajo antes que un traje de chaqueta, un adicto al trabajo. Su padre se dedicaba a la distribución de cerveza a pequeños locales. Tras graduarse, se sumó a la empresa familiar. Pero en 1959 optó por ir por libre, y en 1976 compró Schmidt por 15,9 millones.

A comienzos de la década de los ochenta del siglo pasado, la marca se encontraba entre las 10 más consumidas en Estados Unidos, un negocio que generaba 215 millones de dólares anuales.

No solo controlaba la producción, también su distribución y el transporte, lo que le llevó a ser conocido como "Billy, el rey de la cerveza". Pero en el punto más alto de su carrera, Pflaumer fue acusado de evadir impuestos y sentenciado en 1983 a tres años de prisión.

Sus prácticas fueron puestas en cuestión ya antes de hacerse con Schmidt. Con su encarcelamiento, la marca fue vendida tres años después a la compañía Heilaman Brewing. La venerable cervecera cerró las puertas en Filadelfia. El barrio donde se encontraba la compañía desde 1860 decayó. Pflaumer fue el último gran empresario cervecero en la ciudad.

Schmidt era toda una institución local. Lo de las grandes plantas con cientos de empleados y camiones repletos de barriles es algo del pasado. La fábrica abandonada fue vendida por 1,8 millones a un promotor inmobiliario, que construyó allí un espacio comercial y un complejo de apartamentos.

Pero la historia cervecera de Filadelfia sigue viva después de Pflaumer, con pequeñas empresas que intentan mantener activa la tradición.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_