Los etarras de la T-4, juzgados por un intento de atentado

Los etarras del comando K-Elurra, Igor Portu, Mattin Sarasola, Mikel San Sebastián y Joseba Iturbide, condenados la semana pasada a más de 1.000 años de prisión cada uno por el atentado de la terminal 4 de Barajas, fueron juzgados ayer de nuevo por la tentativa de hacer explotar un coche bomba en el aparcamiento situado frente a El Corte Inglés y el BBVA, en la zona de Azca, de Madrid.

Sarasola, en su declaración ante la Guardia Civil, había señalado cómo habían alquilado un KIA Picanto en Irún en diciembre de 2007 y lo llegaron a situar en el aparcamiento en el que iban a realizar el atentado. Luego volvieron al País Vasco. El atentado no llegó a realizarse porque los terroristas fueron detenidos.

Ayer, sin embargo, los cuatro etarras se negaron a declarar alegando que no reconocían al tribunal porque a su entender es de naturaleza fascista y torturadora.

Portu y Sarasola se enfrentan a 33 años de prisión adicionales, mientras que para los otros dos la petición del fiscal es de 30 años por conspiración para estragos terroristas, tenencia de arma, depósito de explosivos y pertenencia a banda terrorista.

Como testigos declararon los guardias que habían detenido a Portu y Sarasola. Cuatro de ellos están imputados en un proceso que se sigue en San Sebastián por presunto delito de torturas, ya que Portu resultó lesionado con varias costillas rotas durante su detención. Los agentes, sin embargo, afirmaron que la detención fue violenta porque los etarras se resistieron y que cayeron encima de ellos. Alegaron que los guardias iban ataviados con un chaleco técnico de unos 10 kilos en el que se insertaban los cargadores y una linterna. El juicio se reanuda hoy.