El Parlamento enaltece a las víctimas

"Y que cumpla muchos más". El deseo unánime de los casi 200 invitados que abarrotaron la sede del Parlamento en Vitoria dejó claro que la de ayer era una jornada de celebración para todos los vascos. Aunque con algunos días de retraso sobre la fecha exacta, la Cámara acogió un acto institucional para celebrar el trigésimo aniversario de su constitución, el 31 de marzo de 1980. Y lo hizo con un contundente alegato en defensa de las víctimas del terrorismo, a quienes la presidenta del Legislativo, la popular Arantza Quiroga, situó como "prioridad absoluta" de la política en Euskadi.

En un guiño a la unidad, Quiroga habló en euskera durante más de un tercio de su discurso. Abogó por profundizar en el acercamiento a los damnificados por la violencia en general, "sin importar quiénes sean o de dónde vengan sus verdugos". Así, recordó a los cuatro parlamentarios asesinados durante la democracia: Enrique Casas, Santiago Brouard, Gregorio Ordóñez y Fernando Buesa. Acto seguido aclaró que la prioridad actual debe ser la de "encontrar curación a las enfermedades del presente". Y fue aquí donde situó a las víctimas de ETA, la única banda terrorista que desde hace años actúa en España.

Quiroga recordó que "son miles de personas las que aún viven con miedo" y sostuvo que la tarea pendiente más importante pasa por erradicar, "de una vez por todas, la sombra de la incomprensión asesina". "ETA es el único rastro liberticida aún presente en nuestra tierra", argumentó. De ahí su llamamiento a la unidad, "pese a las diferencias", para impulsar la paz desde el Parlamento, "la casa de todos los vascos", en pleno rifirrafe político por el debate del plan de Convivencia y el papel en él de las víctimas.

La jornada, sin embargo, reflejó una vez más diferencias en el discurso del Gobierno y sus socios del PP y el de las formaciones nacionalistas. A Quiroga le sucedió como ponente honorífico el primer presidente del Legislativo, el peneuvista Juan José Pujana. Comenzó también con una referencia a "todas las víctimas, sin dejar a ninguna de lado", pero se centró en la soberanía de los pueblos, y en especial del vasco. "Si el ciudadano es fuente de todos los poderes y facultades, lo es también del ordenamiento jurídico", defendió. Por eso definió la Constitución y los estatutos como "herramientas" que se adaptan a cada tiempo y abundó: "La fuerza y la imposición no resuelven nada".

Discrepancias al margen, prevaleció el ambiente festivo. Al acto asistieron buena parte de los 400 parlamentarios de estas tres décadas, consejeros actuales y sus predecesores, la plana mayor de los principales partidos y tres de los cuatro lehendakaris desde la restauración de la democracia: Carlos Garaikoetxea, Juan José Ibarretxe y Patxi López. Sólo faltó José Antonio Ardanza, convaleciente de una operación de corazón. La ausencia más destacada, sin embargo, fue la de Juan María Atutxa, presidente de la Cámara entre 1998 y 2005. Atutxa renunció a la invitación para "no reírles las gracias" a quienes le acusaron de "connivencia" con ETA por no disolver el grupo de la izquierda abertzale tras la ilegalización de Batasuna en 2003. Sus palabras en un artículo de prensa publicado ayer en varios diarios recibieron las críticas de PSE y PP y cierta comprensión peneuvista.

El broche lo puso el homenaje al escultor Néstor Basterretxea, autor de Izaro, la obra que preside el salón de sesiones desde 1984 y que se ha convertido en símbolo del Parlamento. La Junta de Portavoces expresó el reconocimiento de la Cámara. "De política yo no entiendo, pero me he estado fijando en la escultura y la verdad es que es buena", bromeó al inicio de su intervención, que levantó las carcajada de los presentes.