Las cajas con ayudas públicas no podrán hacer compras ni ser agresivas en productos

Si alguien pensaba que el dinero prestado de los contribuyentes a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) iba a ser barato, se equivocó. Las entidades, bancos o cajas, que reciban capital con inyección de recursos públicos, por debajo del 2% de los activos ponderados por riesgo (se refiere al volumen de créditos que por su alto riesgo consumen más capital) "no podrán llevar a cabo planes de expansión mediante compra de otras entidades". Tampoco tendrán políticas comerciales agresivas; ajustarán la retribución de sus directivos y no repartirán dividendos u obra social que supere el 30% de los beneficios.

Estas condiciones se conocieron a las 24 horas de la notificación de la aprobación del FROB por parte de Bruselas. Las ayudas se darán por cinco años. Si el Banco de España autoriza dos años más de plazo, hasta siete, se incrementará la remuneración en un punto.

A las entidades que pidan más del 2% de sus activos en riesgo, se puede aplicar una vía más o menos exigente. La más suave será cuando se incremente la solicitud por tres razones: una rebaja de la calificación crediticia del grupo fusionado (lo que encarecería las condiciones de acceso a los mercados financieros); por los costes de supone la duplicidad de instalaciones o, en tercer lugar, la carestía de los procesos de integración. En este caso, para no distorsionar a la competencia, se exigirá a estas entidades que reduzcan al menos el 10% de sus oficinas, no repartan dividendos ni obra social. Este podría ser la fusión liderada por Caixa Catalunya.

Si las entidades requieran recursos superiores al 2% sin estos motivos, tendrán que vender el 20% de las oficinas y se les prohibirá repartir dividendos u obra social a excepción de las comprometidas o asumidas antes de recibir ayuda del FROB.