30 muertos en un atentado suicida contra una procesión chií en Pakistán

La festividad de Ashura, la más sagrada del calendario chií, se vio ayer ensangrentada en Pakistán cuando un terrorista suicida mató a 30 personas que participaban en una procesión en Karachi, la gran ciudad comercial del sur del país.

Cerca de 50.000 peregrinos chiíes, vestidos de negro, recorrían la avenida de Jinnah cuando el atacante se infiltró en la cabecera de la procesión e hizo estallar la carga explosiva. De poco sirvieron los miles de agentes desplegados en Karachi, que se encontraba en alerta máxima ante el temor de que la celebración chií pudiera desembocar en un estallido de violencia sectaria. Los chiíes representan un 20% de la población paquistaní, mayoritariamente suní.

La explosión provocó un conato de incendio y la estampida de los peregrinos. Sobre la acera quedaron una treintena de cadáveres y más de 60 heridos. Encolerizados, los peregrinos la emprendieron a pedradas contra la policía y quemaron vehículos y comercios. El domingo, la comunidad chií había sido el objetivo de otro atentado en Muzaffarabad (noreste), que causó siete muertos. El ministro del Interior, Rehman Malik, ha acusado de los ataques a las redes islamistas suníes, en concreto al Movimiento de Talibanes de Pakistán (TTP). A este grupo, vinculado a Al Qaeda, se le responsabiliza de la oleada de atentados que ha matado a 2.700 paquistaníes en los últimos dos años.