Las muertes en carretera caen el 22% pese al accidente de Sant Pol

Un accidente como el que ocurrió hace un mes en Sant Pol (Maresme), en el que murieron seis ocupantes de un autobús, es excepcional. La magnitud de un solo siniestro de esas características puede distorsionar las estadísticas. La tragedia de Sant Pol no ha impedido, sin embargo, que los números de la campaña de verano sean positivos en Cataluña. En dos meses, 58 personas han perdido la vida en las carreteras catalanas, el 22% menos que las 75 del año pasado.

El director del Servicio Catalán de Tráfico (SCT), Josep Pérez Moya, atribuyó la mejora a la "actitud cívica" y a la "conciencia" de los conductores, que, por lo general, "han respetado los límites de velocidad". En el caso de los vehículos de dos ruedas, la reducción ha sido más modesta: el verano pasado fallecieron 16 motoristas; éste, 13. El suspenso en siniestralidad se lo han llevado, en solitario, los ciclomotores.

La crisis ha hecho aumentar el 7% los desplazamientos de fin de semana

La reducción de accidentes se ha logrado a pesar de otro factor adverso: el aumento de la movilidad. Según Tráfico, en los fines de semana de julio y agosto se desplazaron el 7,4% más de vehículos que el año pasado. Una "posible explicación", según el SCT, es que la crisis económica ha propiciado desplazamientos más cortos a destinos turísticos como la Costa Brava y la Costa Dorada.

La inmensa mayoría de esos conductores partieron del área metropolitana de Barcelona. El lugar al que, ahora, deben volver. La operación retorno, que comenzó ayer, se prevé "escalonada" y sin excesivos problemas, según Pérez Moya. La jornada crítica será mañana. Unos 250.000 vehículos llegarán a Barcelona, lo que "puede generar retenciones", según el director. Sobre todo, en la AP-7 y en tramos de la C-31, la C-32 y la N-340.

Alrededor de 1.100 mossos d'esquadra realizarán 800 controles de alcoholemia, velocidad y de uso del cinturón de seguridad para prevenir los accidentes.