Oculto en el asfalto

El amianto apareció hace dos semanas en al menos tres poblaciones gerundenses: Girona, La Bisbal y Palamós. El hallazgo empezó en la capital. Con el dinero del Plan E, el Ayuntamiento quería reformar parte de la carretera de Barcelona, una de las principales vías de la ciudad. Pero cuando se analizó una porción del asfalto para conocer con qué estaba fabricado, el Ayuntamiento topó con el amianto. 1,8 kilómetros de la calle tienen el material en una proporción del 2,28%, un valor que, según la subdelegación del Gobierno, no entraña riesgos para la salud. Aun así, su presencia impide la reforma porque al romper el alquitrán se generarían partículas en suspensión, que aumentan la peligrosidad. Se recubrirá con otra capa de asfalto.

Al día siguiente, el subdelegado del Gobierno en la provincia, Francesc Francisco-Busquets, anunció que el amianto estaba también en carreteras de los municipios de Palamós y de La Bisbal, ambos en la comarca del Baix Empordà. Francisco-Busquets no especificó qué carreteras son. Tampoco descartó que haya más municipios afectados. El compromiso del Ministerio de Fomento es elaborar un inventario de las carreteras que contienen amianto.

El subdelegado explicó que en 1982, el entonces Ministerio de Obras Públicas hizo varias pruebas en la zona que buscaban mejorar la adherencia del asfalto. El amianto era entonces un material legal, de uso común, sobre todo como aislante. De hecho, el Centro de Estudios y Experimentación (CEDEX), entonces dependiente de ese mismo ministerio, usó en la década de los ochenta el amianto en sus pruebas.

El diputado en el congreso por Girona de CiU Jordi Xuclà ha anunciado que pedirá la comparecencia del ministro de Fomento, José Blanco, para que explique qué carreteras están afectadas. Si el amianto está en Girona, puede estar también en otros lugares del estado, asegura Xuclà.