Carod rechaza un plante del tripartito por la financiación

A pesar de que todos los focos estén puestos en las elecciones europeas y su repercusión en la política catalana, las negociaciones sobre el nuevo sistema de financiación autonómica siguen preocupando al Gobierno de la Generalitat. Eso sí, sin que sus consejeros demuestren excesivo alarmismo. El vicepresidente del Ejecutivo catalán, Josep Lluís Carod Rovira, avisó ayer que la Generalitat podría aceptar un retraso más allá del 15 de julio que se impuso el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pero que rechazará un acuerdo de financiación "injusto". Aparcó, por tanto, la estrategia de levantarse de la mesa y plantarse, defendida por su jefe de filas, Joan Puigcercós.

En una entrevista a la emisora RAC 1, Carod advirtió que la convocatoria del Consejo de Política Fiscal y Financiera para julio no supondrá ninguna presión ya que, añadió, lo único que interesa al tripartito es "un buen acuerdo", sin importar la fecha en que se logre.

El número dos del Ejecutivo catalán recordó que las autonomías socialistas ya se plantaron en 2001, cuando el PP, entonces en el poder, planteó el sistema de financiación ahora en vigor. El modelo, finalmente, acabó aprobándose por unanimidad. Así que la idea de la Generalitat sería prolongar las negociaciones con el Gobierno central y seguir aplicando, mientras tanto, el modelo vigente.

La cauta actitud que mantuvo ayer Carod Rovira supone, en la práctica, dar marcha atrás al ultimátum que lanzó Joan Puigcercós, líder de los republicanos, hace dos meses. Entonces Puigcercós marcó el plazo de 15 días para cerrar un acuerdo con el Gobierno central. El consejero de Gobernación, el también republicano Jordi Ausàs, llegó incluso a proclamar que "la Generalitat debería levantarse de la mesa" en caso de dilatarse el pacto.

Pero el envite de Puigcercós duró lo mismo que un soplo. La ejecutiva de Esquerra, por el contrario, optó por mantenerse a la expectativa, cerrar filas en torno al presidente de la Generalitat, José Montilla, y usar la negociación de los Presupuestos Generales del Estado de 2010 para presionar a Zapatero.