Oro rosa y brillantes de 'papi' Berlusconi
El 26 de abril de 2009 permanecerá indeleble en la memoria de Noemí Letizia, la joven napolitana que ha alcanzado la fama a la que tanto aspiraba llamando a Berlusconi con el cariñoso nombre de papi. Ese día cumplía 18 años y en la fiesta organizada para celebrarlo recibió el regalo más bonito del mundo, "un sueño hecho realidad": la visita sorpresa de Silvio Berlusconi quien, a pesar de no tener previsto este acto en su agenda, llegó con un paquetito bajo el brazo.
El obsequio era una cadena con un colgante de oro rosa y blanco con una cascada de 19 brillantes de la prestigiosa joyería Damiani valorado en unos 6.000 euros. La pieza forma parte de la colección diseñada por Sofía Loren para esa firma en 2006, compuesta por un anillo, dos pares de pendientes y otros cuatro collares. Una joya que no todos los padres se pueden permitir, sobre todo el de Noemí Letizia, que en 2005 declaró a Hacienda unos ingresos que apenas sobrepasaban los 12.000 euros.
Porque Benedetto Letizia -ese hombre que toda Italia se pregunta cómo conoció a Berlusconi y de qué manera alcanzó la familiaridad necesaria para disponer de su número de móvil y convidarle a las fiestas familiares- es el verdadero padre de Noemí. Eso es lo que su hija ha declarado al Times londinense en la única entrevista que ha concedido después de que Veronica Lario pidiera el divorcio a Il Cavaliere.
Acompañada por su padre, Noemí negó rotunda que Berlusconi fuera su padre. Su papi sí, pero "no, absolutamente no, mi padre. Mi padre es éste", dijo señalando a Benedetto.
Y mientras, el señor Letizia no terminó de aclarar las dudas de cómo conoció al presidente. Simplemente se limitó a decir que Il Cavaliere es un "hombre del pueblo" y se preguntó cómo es posible que un líder no se tome un café con el más común de los mortales, que no hable con el carnicero o con el zapatero. "Berlusconi está cerca de la gente, si no, ¿de dónde sacaría los votos?".

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