Las ovejas negras del clan Kennedy

Familia, lo que se dice familia, no eran. Más bien parientes lejanos por parte de Jacqueline Kennedy, también conocida como Jackie O tras su matrimonio con el armador griego Aristóteles Onassis o Jacqueline Lee Bouvier de soltera. Sin embargo, con el estreno de Grey Gardens Hollywood vuelve la mirada una vez más a ese utópico Camelot que fueron los Kennedy y sus veranos en los Hamptons, esta vez retratando a las ovejas negras del clan, esa excéntrica pareja de madre e hija que compartiendo el mismo nombre, Edith Bouvier Beale, añadieron su propio toque a la trágica historia que por generaciones ha perseguido a la familia Kennedy. "Es una fascinación inagotable, la misma que sientes siempre que te enfrentas a una situación inexplicable, sabiendo además quiénes eran", puntualiza Jessica Lange, la actriz que interpreta a mamá Edith mientras que Drew Barrymore se encarga de la Edith hija.

Un documental que pasó a ser un musical en Broadway y ahora ha sido convertido en un telefilme de la mano de HBO. Una obra que, según la crítica, podría garantizar el Emmy a las dos actrices. Jackie Onassis también vuelve a la vida, primero cuando no levantaba más de dos palmos del suelo y admiraba a su prima Edith y más tarde, en manos de Jeanne Tripplehorn, como la viuda de Kennedy que echa una mano a sus familiares necesitados. "Impone. Es el papel que más me ha intimidado de todos los que he interpretado en mi carrera. Y eso que sólo fue una escena", afirmó la actriz durante el estreno de una película que devuelve a la vida a una de las mujeres más famosas del mundo.

Grey Gardens cuenta además con esa pátina Kennedy que no deja de fascinar, con una joven Edith ya pasados sus años de gloria que le reprocha su fama a Jackie O. "Yo hubiera sido primera dama. Podía haber sido yo", le espeta a una Jacqueline enfundada en su pañoleta y sus tradicionales gafas de sol una Edith despechada que rememora ese instante en el que Joseph Kennedy, hermano mayor de John y Robert y abocado a la carrera por la presidencia estadounidense antes de que la muerte le sorprendiera en la II Guerra Mundial, puso los ojos en ella, aunque sólo fuera por un instante.