Acuerdo para poder dirigirse al Tribunal de la UE en catalán

Los ciudadanos podrán dirigirse en catalán, y en las demás lenguas cooficiales del Estado, al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE), aunque no en "asuntos jurisdiccionales". Diego López Garrido, el secretario de Estado para la Unión Europea, anunció ayer la inminente firma de un acuerdo que extenderá al alto tribunal las condiciones que ahora se aplican a la Comisión, el Consejo y el Parlamento.

López Garrido anunció también que el Gobierno pedirá al Parlamento Europeo que surja de las elecciones del próximo 7 de junio que los eurodiputados puedan expresarse en catalán, gallego y euskera, aunque para ello, reconoció, será necesario que se produzca un cambio político que cambie la composición de la Mesa de la Eurocámara.

En este sentido, recordó que, en la anterior legislatura esto no fue posible por un voto. "El de un eurodiputado catalán", precisó, refiriéndose al popular Aleix Vidal Quadras, que ocupa una de las vicepresidencias de la cámara.

Dificultades

El secretario de Estado, que se entrevistó con el presidente catalán José Montilla, reconoció que la puesta en funcionamiento de la sede de la secretaría de la Unión por el Mediterráneo (UpM) en Barcelona, pasa por momentos complicados a causa de la invasión de Gaza por el Ejército de Israel. "Se han paralizado algunas reuniones, esencialmente técnicas, a causa de la dificultad de reunir a todas las partes en torno a una mesa", explicó.

López Garrido, que compareció ante los medios de comunicación acompañado por la delegada de la Generalitat ante la UE, Anna Terron, insistió en que la secretaría permanente del Palau de Pedralbes estará en funcionamiento antes de finales de año.

El secretario de Estado recordó que la próxima cumbre de la UpM tendrá lugar a finales del primer semestre de 2010, durante la presidencia española de la UE. Sin embargo, echó un jarro de agua fría a la posibilidad de que se celebre en Barcelona. Formalmente, señaló, le correspondería celebrarla a un país de la ribera sur del Mediterráneo, dado que la primera cumbre tuvo lugar en París. Sin embargo, apuntó a la muy probable eventualidad de que ninguno de estos países logre el consenso para albergar todas las delegaciones -esencialmente Israel- en cuyo caso Barcelona asumiría la tarea.