Rescatados con vida los 155 ocupantes de un avión que cayó en Nueva York al río Hudson
El Airbus A-320, de US Airways, había chocado con una bandada de pájaros
No fue un ataque terrorista. Y tampoco hubo muertos. Todo acabó en final feliz pero nadie pudo evitar los minutos de nerviosismo que vivió Nueva York al ver nuevamente la silueta de un avión volando demasiado baja sobre una ciudad marcada por la imagen de los aviones que se estrellaron el 11-S sobre las Torres Gemelas. Ocurrió sobre las tres y media de la tarde (nueve y media hora peninsular española). Un Airbus A-320 de la compañía US Airways, con 150 pasajeros y cinco tripulantes a bordo, comenzó a descender lentamente sobre el río Hudson hasta culminar en un suave amerizaje al oeste de la isla de Manhattan que no podría haber sido más exitoso. El avión había despegado apenas tres minutos antes del aeropuerto neoyorquino de La Guardia y se dirigía a Charlotte (Carolina del Norte).
"De repente escuchamos un golpe seco, la cabina se empezó a llenar de humo y fue entonces cuando el piloto comenzó a virar el avión y nos dijo: 'prepárense para el impacto", recordaba tras ser rescatado Jeff Kolodjay, uno de los pasajeros.
Según los supervivientes, los motores dejaron de funcionar de repente pero el héroe de esta historia, el piloto Chesley B. Sullenburger, con 29 años de historial de vuelo a sus espaldas, consiguió controlar el avión y posarlo sobre el agua. "El piloto realizó un trabajo excelente amerizando sobre el río y asegurándose de que todo el mundo salía del avión. Él mismo lo recorrió dos veces antes de abandonarlo para asegurarse de que nadie quedaba atrás", explicó el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg. La actuación del piloto suscitó admiración. "Merece la medalla del Congreso al Honor", opinó el senador neoyorquino Chuck Schumer.
Los primeros informes de la Federal Aviation Administration indicaban que la causa del fallo de los motores había sido una bandada de pájaros chocando en el aire contra ellos. Era uno de los días más fríos del año, con temperaturas rondando los diez grados bajo cero. Tras caer a las gélidas aguas del río los pasajeros se situaron rápidamente sobre las alas del avión, mientras los equipos de rescate de la guardia costera y numerosos transbordadores se acercaban a rescatarlos. En apenas una hora, el avión se había hundido.
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