La decisión del BCE despierta recelos

Los mercados de valores mantienen una trayectoria muy errática y susceptible de dejarse influir por cualquier cosa. El ajuste técnico que registraban las plazas europeas durante casi toda la sesión perdió consistencia ante una reacción al alza en la Bolsa de Nueva York, aunque parece que más que la entrada de órdenes de compra lo que sucedió es que se retiraron los vendedores.

El Ibex 35 terminó esta confusa jornada con un avance del 0,51% que le acerca a los 8.900 puntos, después de caer hasta el 2,13% y llegar a subir el 1,04%. La reacción de los valores bancarios, los más castigados durante todo el día, fue la que permitió esa subida del principal índice del mercado, ya que los valores medianos terminaron el día con un recorte del 0,58% y los pequeños cedieron el 0,61%.

Los inversores se mantienen a la espera de novedades en el entorno monetario y hay opiniones para todos los gustos. Si el BCE decide recortar sólo en medio punto el precio del dinero, es posible que haya una reacción negativa, aunque son numerosos los observadores que llaman la atención sobre lo peligroso que puede resultar una rebaja más grande, pues podría asustar al mercado al considerarse proporcional a los problemas económicos en curso.

Esas actitudes muestran las enormes dudas de los inversores a estas alturas del curso y justifican su negativa a participar en la actividad diaria, con lo que el volumen negociado en el Mercado Continuo cayó el 30% respecto del pasado martes, hasta quedar en 2.098,83 millones de euros. Las operaciones que sirven para fijar las cotizaciones, las que se realizan en el mercado abierto, cayeron hasta 1.842,24 millones de euros, la cifra más baja de esta semana y también un 30% inferior a la del día anterior.

Los datos que llegaron de Estados Unidos confirmaron la extrema debilidad de aquella economía, con una caída a mínimos históricos de la actividad en el sector de servicios y una fuerte pérdida de puestos de trabajo en el sector privado, la mayor registrada en un mes en los últimos siete años.

En los mercados de renta fija se suceden los descensos en la rentabilidad de los bonos ante las expectativas de un recorte de los tipos de interés.