Buenos y malos

El señor John Carlin descalifica a los votantes republicanos de Estados Unidos, y está en su derecho de hacerlo. Pero que, con su merecido prestigio, tenga que recurrir a generalidades de barra de bar es una pena. Él, como le ocurre a McCain con el mundo, cree que Estados Unidos es una cuestión de buenos y malos. Punto. Afirma que los votantes republicanos, tontos todos, creen en el creacionismo, tienen tintes racistas y no tienen pasaporte. No, ninguno. Y además, no saben situar muchos países en un mapa. Si siguiéramos generalizando podría decirse sin titubear que los demócratas, todos ellos, saben situar el Líbano sin problemas y conocen mucho mundo, todos han salido del país alguna vez. Lo que no se entiende es, primero, cómo habiendo más de 100 millones de lerdos en el país, han logrado que sea la mayor potencia del mundo durante, al menos, medio siglo. Tiene mérito. Y segundo, es que para tratar de analizar a uno de los países más complejos del mundo, dueño de las mayores virtudes y los peores defectos, se caiga de bruces en las más simplonas teorías y no en la realidad que indica que ambos partidos son en el fondo muy parecidos.