Acecho al nido vacío

Un nido vacío, unos hijos que crecen y que abandonan el hogar, un matrimonio que se queda solo después de tantos años de ruidos y de caos, dos maneras de afrontar la nueva realidad: un salón vacío y silencioso. El argentino Daniel Burman indaga de nuevo en el núcleo familiar con la película El nido vacío, que se estrena hoy en las salas de cine, tras su paso por el Festival de San Sebastián, donde su protagonista masculino, Óscar Martínez, consiguió la Concha al mejor actor.

La familia vuelve al universo de Burman (Buenos Aires, 1973) tras sus incursiones en los anteriores filmes, El abrazo partido y Derecho de familia. "Es muy similar y a la vez muy diferente de mis anteriores trabajos. En esta ocasión he tratado de ofrecer mi visión de las relaciones entre padres e hijos", aseguraba el cineasta en San Sebastián. Burman compone una comedia melodramática con muchos elementos judíos, muchas neuras argentinas y secuencias muy surrealistas. "Me interesa indagar en la crueldad de la inversión del amor de los padres a los hijos. Uno cree que todos los amores tienen retorno, pero con los hijos no es así. Yo creo que el amor que uno da a los hijos va a los hijos de los hijos", explicaba el director.

Cecilia Roth es la protagonista femenina del filme, la madre de la familia, aquella que asume mejor el abandono de sus vástagos y que se lanza entusiasmada a otros viajes vitales. "De nidos vacíos sabemos todos, no hace falta tener 50 años, no hace falta que se vayan tus hijos o que haya crisis de desencuentros en la pareja. Atravesamos por diferentes nidos vacíos internos", decía Roth en la capital donostiarra, tras explicar que su papel en El nido vacío es el de una mujer vitalista dispuesta a todo y que no entiende la crisis en la que se ha sumido su marido. "Es un personaje muy complejo que lucha por el reencuentro de dos desconocidos pero con una relación de años".