El Congreso debate hoy la reforma del voto emigrante

PP y BNG defenderán hoy en la Diputación Permanente del Congreso (el órgano que gobierna la Cámara durante las vacaciones) la tramitación inmediata de la reforma legal necesaria para que los emigrantes gallegos puedan votar en urna en las próximas elecciones gallegas, previstas en principio para el mes de marzo.

Ambas formaciones se apoyan en la proposición de ley aprobada por unanimidad (por tanto también con apoyo de los socialistas) en el Parlamento de Galicia el pasado julio, una iniciativa que el Gobierno central sólo quiere tomar como referencia.

La vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, anunció en julio que los emigrantes podrán votar por Internet a partir de las próximas elecciones generales, previstas para 2012. Si se cumple el proyecto del Gobierno, el extranjero será una provincia electoral más, que podría contar con tres o cuatro escaños. Junto al voto electrónico, que se utiliza en Suiza desde 2005, convivirán otros métodos como la utilización del correo tradicional y, donde sea posible, el voto en urna.

Dificultades

El voto en urna no gusta en Madrid porque, según la vicepresidenta, supondría para muchos españoles residentes en el extranjero desplazarse a una sede consular en un país extenso. Además, para las elecciones generales sería necesario habilitar en cada una de las 157 demarcaciones consulares que tiene España 104 urnas: una por cada Cámara y circunscripción.

El diputado del PP por Ourense Celso Delgado respondió en su día a De la Vega acusándola de pretender "una maniobra de distracción" con el anuncio del voto electrónico.

El portavoz del BNG en la Cámara Baja, Francisco Jorquera, mientras, recalcó la necesidad de que la subcomisión del Congreso arranque cuanto antes, ante la sospecha de que el Gobierno no tomará la iniciativa para agilizar la reforma.

Las próximas elecciones, con un censo de 324.388 residentes ausentes, el 14,1% del padrón, puede reeditar el suspense de 2005, cuando fue necesario esperar una semana para conocer si el PP alcanzaba la mayoría absoluta que necesitaba para gobernar o la perdía, como acabó sucediendo. Los partidos calculan que las papeletas de los emigrantes pueden condicionar hasta dos escaños en unas elecciones ajustadas.