La Unesco consagra el arte rupestre del Cantábrico
Las cuevas de arte rupestre paleolítico de la cornisa cantábrica han pasado el examen de la Unesco y fueron declaradas esta madrugada Patrimonio Mundial de la Humanidad. El Comité del Patrimonio, reunido en la ciudad canadiense de Québec, dio el visto bueno a la candidatura española, formada por 17 cuevas de Cantabria, Asturias y el País Vasco, informa Efe.
En su larga jornada de sesiones, el Comité también aprobó la inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco de barrios de viviendas sociales de Berlín, los centro históricos del micro-Estado de San Marino y de la ciudad de Camagüey (Cuba) y un conjunto de fortificaciones del arquitecto y humanista francés Vauban.
La propuesta española, que fue seleccionada el pasado 20 de junio en París, fue elegida hace dos años por España para entregarla como ampliación de la declaración como Patrimonio Mundial obtenida en 1985 por la Cueva de Altamira. En enero de 2007 fue presentada la candidatura, formada inicialmente por 14 cuevas: las de Tito Bustillo, la Peña de Candamo, Llonín y el Pindal, en Asturias; Chufín, Hornos de la Peña, El Castillo, La Pasiega, Las Monedas, el Pendo, La Garma y Covalanas, en Cantabria; y Santimamiñe y Ekain, en el País Vasco.
En febrero pasado, el consejo que asesora a la Unesco en materia de patrimonio sugirió a las tres comunidades que incluyeran otros tres yacimientos en su propuesta: las cuevas de Covaciella, en Asturias; Las Chimeneas, en Cantabria; y Altxerri, en el País Vasco.
40 lugares
Las grutas de la cornisa cantábrica se suman a los otros tres enclaves con arte rupestre que ya gozan de esta distinción en España. Se trata de la Cueva de Altamira, las pinturas prehistóricas del Arco Mediterráneo, y Atapuerca, que cuenta con uno de los mejores conjuntos de arte rupestre de la prehistoria en su Galería del Sílex.
España contaba con 40 lugares declarados Patrimonio de la Humanidad, 35 de los cuales son de carácter cultural, tres de ámbito natural y dos están considerados como mixtos. Las comunidades pretendieron que, bajo la denominación de Arte Rupestre Paleolítico de la Cornisa Cantábrica, se unieran a Altamira en la inscripción como bien cultural un conjunto de cuevas que, a su juicio, reunían "condiciones de excelencia".
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