Simple cuestión de talento

Luis Aragonés no es muy amigo de abrirse públicamente y ayer, el día después de romper el maleficio de San Paulino, el día que el grupo tomó conciencia de la que ha armado en España metiéndose en las semifinales, se venció hasta tres veces durante la rueda de prensa. En una se le puso cara de abuelo entrañable: "Agradezco todos los mensajes de apoyo que he recibido desde la victoria sobre Italia, pero reconozco que uno me emocionó". Prosiguió: "Tengo once nietos y a todos les quiero enormemente, pero, ya sabéis, siempre hay uno que... Su mensaje, ayer [por el domingo], me llegó y reconozco que me emocioné".

En la segunda habló del Rey, que bajó a los vestuarios del estadio de Viena. "Le conozco desde que era Príncipe. Somos de la misma quinta". Y siguió con una anécdota: "Un día me puso la medalla al trabajo y tal y yo le dije: 'Oiga, esto está muy bien, pero mejor dinero que medallitas...'. Ahora, siempre que le veo, le pregunto por lo mío: 'Va bien, va bien', me dice; 'pero tú sigue como estás".

"Trabaja mucho porque sabe que es la base para la mejora", opina Otxotorena

La tercera vez fue al hablar de Casillas, al que retrató como pocas veces se le ha visto hablar públicamente de un jugador. "Iker es un 10 en todo. En la portería, en la capitanía, en su comportamiento. Tiene clarísimo las cosas y, a su edad, imagínate el tiempo que va a tener para seguir sumando éxitos. Todo el grupo es de 10, pero fundamentalmente el capitán, que es con el que más he hablado para lograr la dinámica que tenemos. Él ha intervenido mucho", dijo Luis, que insistió: "Iker es un fenómeno". Donde ha intervenido poco es bajo los palos: siete paradas en tres partidos, la media más baja entre los porteros que han jugado, al menos, tres partidos.

"No es verdad, el mérito es de todos. Es el mejor grupo humano que he visto en la selección", insistió Casillas, que ayer pasó las horas de asueto que concedió el entrenador con su madre, que se desmayó antes de la tanda de penaltis en la calurosa noche vienesa. Un susto, nada grave.

La mañana después, su cara contagiaba tranquilidad. Nada en su conducta evidenciaba que ayer se le señalara como el mejor portero del mundo tras su portentosa actuación ante Italia. "Es un portero muy frío. Emocionalmente, muy fuerte. Administra muy bien la carga emocional y transmite la sensación de que las responsabilidades no le pesan porque, en efecto, es así. Ha crecido bajo la máxima presión y eso se le nota". Para José Manuel Otxotorena, su partido contra Italia fue "espectacular, más allá de los penaltis". El entrenador de porteros de la selección lo explica: "Tuvo que intervenir dos veces durante el partido. Dos acciones técnicamente muy diferentes. Una, con un pie, de reflejos; otra, de colocación y potencia con una mano arriba. Y en las dos dejó claro que es un portero genial". Le reconoce como "un portero de talento antes que de academia. Tiene un don natural y una confianza en sí mismo propia de quien lleva asumiendo la más alta responsabilidad en su club desde los 18 años".

A Iker le persigue la fama de trabajar menos de lo que podría, pero Otxotorena no está del todo conforme. "No hay queja alguna, al contrario. Trabaja mucho porque sabe que es la base para la mejora constante, pero se conoce bien y es posible que sepa cuándo debe levantar el pie del acelerador". A su edad, insiste Otxotorena, "el margen de mejora es enorme". Rehuye, eso sí, señalarle como el mejor del mundo. "Es muy relativo. Si hubiera pasado Italia, el mejor sería Buffon, ¿no? No sé si es el mejor, pero está en el grupo del italiano, de Cech, de Reina... Entre los mejores... Iker es un fenómeno".