Apoyo explícito al Guggenheim

El tripartito no ha tardado en reaccionar. Frente a las 12 iniciativas para un mayor control de los fondos económicos y artísticos del Museo Guggenheim Bilbao, presentadas en el Parlamento por el PSE y el PP tras el escándalo del desfalco de casi medio millón de euros por su director financiero, Roberto Cearsolo, el tripartito ha respondido con dos enmiendas a la totalidad que suavizan las pretensiones de la oposición, en este caso de los socialistas.

Los grupos del tripartito pretenden que la Cámara respalde explícitamente la "función artística, turística y de tracción económica" que ha tenido la pinacoteca a lo largo de sus 10 años de vida. Y quieren que inste además a los representantes del Ejecutivo en los órganos del museo a impulsar las iniciativas necesarias para lograr "la máxima transparencia" en la gestión del museo, la fundación que lo lleva y las dos sociedades en que participan las instituciones: la Tenedora, dueña de la colección, y la Inmobiliaria, dueña del edificio.

Si los socialistas pedían en la proposición que firma su parlamentaria Isabel Celaá que el Tribunal Vasco de Cuentas fiscalice la labor del museo, tanto de la fundación como de ambas sociedades, el tripartito replica que la auditoría pública se complete con otra independiente.

Finalmente, peneuvistas, EA y EB quieren que la Cámara exija "procedimientos públicos de adjudicación, control de fondos y selección de personal".

La segunda enmienda del tripartito se centra en la tasación de las obras. Mientras que el PSE pide en su proposición, obra también de Celaá, tasaciones independientes de todas las obras de la colección del museo, el tripartito se conforma con que se elaboren tasaciones cuatrienales.

El museo compró en 2002 en torno a 18 millones de dólares para afrontar la adquisición de la serie de gigantescas esculturas de Richard Serra, que debía pagar entre 2002 y 2005. La compra de divisas coincidió con la entrada del euro en el circuito monetario mundial y su rápida apreciación frente al dolar. En la operación se perdieron seis millones de euros, que en algunos casos se han contabilizado en el balance como mayor valor de la obra.