Lo que de verdad importa

A los que nos oponemos a un proyecto como Gran Scala se nos etiqueta como "antipatriotas", como "grupúsculos" del underground más radical de la izquierda ecologista y las organizaciones antisistema. Se nos exigen explicaciones a nuestra oposición despreciando todos los contundentes argumentos que se han presentado hasta ahora. Nos acusan de pertenecer a una élite de "funcionariado urbanita" incapaz de solidarizarnos con el progreso de las comarcas monegrinas.

Descalificarnos como movimiento social se ha convertido en una prioridad para los que defienden Gran Scala. No hay mejor defensa que un buen ataque, piensan algunos desde el Gobierno de Aragón. Y de esta forma intentan venderle a la ciudadanía el concepto de que, los que estamos en contra, pertenecemos a esa minoría de sociópatas, rebeldes sin causa y demás rémoras que arrastran todas las sociedades plurales.

Pero esto, sencillamente, no es verdad. El debate sobre la viabilidad y claridad del proyecto ha estado en la calle desde el principio. Ha recorrido todo el espectro político y social, desde la derecha a la izquierda, pasando por todo tipo de organizaciones ciudadanas entre las que se encuentran, y esto no hay que olvidarlo, las compuestas por los habitantes de los Monegros (Monegros no se vende).

Al final lo que de verdad importa, es que los aragoneses hemos hablado -y seguiremos haciéndolo no lo duden-. Y que el momento de dar explicaciones sobre este lamentable asunto le corresponde ahora a la Diputación General de Aragón.

No les va a valer transformar la evidencia para salir del lío. Este pueblo se muestra cada vez más maduro y no va a caer en manipulaciones.

El sábado día 26 hay convocada una cadena humana en la que, personas de muy variada procedencia, aunaremos fuerzas para reclamar estas explicaciones y evitar ser objeto del timo de la estampita. Siempre es de sabios rectificar, deben saber nuestros políticos, porque cuando la verdad se echa a rodar no sirve de nada echar balones fuera.