El abuso de las guarderías

Soy madre trabajadora de un niño de año y medio que cada mes paga 470 euros de cuota básica a la guardería privada a la que asiste (como ni su padre ni yo tenemos unos ingresos que rozan el nivel de la pobreza, no podemos optar a una pública). Por si esto fuera poco, pago casi 200 euros a principio de curso en concepto de seguro médico, material didáctico, pediatra, etcétera. La cosa no queda ahí: en el mes de febrero he tenido que desembolsar otros cerca de 200 euros en concepto de ¡reserva de plaza! para el próximo curso, que comienza en septiembre, es decir, que me han obligado a pagarlo con siete meses de antelación. Ese dinero nunca me será reembolsado. Va, directamente, al bolsillo de los dueños de la guardería, en concepto de nada. Multiplicado por unos 100 alumnos que tiene el centro, el montante total que se meten los dueños en el bolsillo por absolutamente nada es de 20.000 euros al año. La inmensa mayoría de las guarderías de Madrid funciona exactamente igual, sólo varía la cantidad, que en algunos casos es incluso mayor. La cifra total que desembolso al año para pagar la guardería es de 5.560 euros. Las tarifas de las guarderías privadas en Madrid son un abuso, un atraco a los padres jóvenes que todavía pagamos hipotecas. En eso tenemos que emplear el cheque-bebé, en pagar a los dueños de unos negocios que, sencillamente, abusan de unos padres que sólo quieren ir a trabajar todos los días y poder tener hijos.