La astucia de Belenguer

David Belenguer se encumbró anoche como el líder del vestuario del Getafe. El capitán, el más veterano de la plantilla a sus 35 años junto a Abbondanzieri, aprovechó el despiste de los jugadores del Madrid para sacar en un visto y no visto el balón para Casquero. El centrocampista abrió el balón hacia Pablo Hernández, que le puso el gol en la bota a Uche. Sólo Guti, Heinze y Cannavaro estuvieron atentos a la jugada mientras Robben, Gago, Torres y Drenthe celebraban el acierto del extremo holandés.

Belenguer se entendió de perlas con Abbondanzieri, al que reclamó el balón tras el gol anulado. Ayer, cuando el Madrid botó una falta sobre su área en el minuto 64, se desató una secuencia de acciones vertiginosas que pueden cambiar el destino del campeonato. Raúl, Heinze y Guti, espantados, procuraron interponerse. Pero Casquero y Pablo llevaron el contragolpe con precisión. Sin demora. Uche recibió un balón maduro. Su tiro batió a Casillas y desencadenó una ola de frustración en el Bernabéu. La hinchada lo veía venir.

El público se sacudió la lluvia y asistió a Chamartín con preocupación. Las radios anunciaban que el Barça estaba a dos puntos. Algo no funciona en el Madrid y la gente acude a los partidos intentando desentrañar el misterio. Desde la derrota en Almería (2-0), el equipo no da señales de prepotencia. A este Madrid, al que nunca le sobró fútbol, no le había fallado el carácter. Eso que Capello llamaba "espíritu". Schuster ha ignorado el factor psicológico porque la plantilla lo traía incorporado. El alemán ha elegido a Gago y ha mandado a Diarra al banquillo. Ahora el equipo tiene más el balón que hace dos meses. Pero ha perdido profundidad. El toque, en vez de proporcionar alternativas en el ataque, ha tenido el efecto de la adormidera. La ausencia de Robinho por lesión acentúa el problema en un equipo vulnerable. Por si fuera poco, a media hora del final, Guti sufrió un tirón en el gemelo derecho y pidió el cambio.