Carlos de Inglaterra, en barco para no contaminar

Las inquietudes ecologistas de Carlos de Inglaterra lo han llevado a elegir un barco, en detrimento del avión, como medio de transporte en su próxima gira oficial por el Caribe, que iniciará el próximo marzo en compañía de Camila.

El gesto ha sido publicitado como una nueva contribución del príncipe a la reducción de las emisiones de gases, aunque en realidad no parece entrañar un excesivo esfuerzo: la pareja real realizará su travesía de 11 días a bordo de un lujosísimo yate, considerado un palacio flotante, con una tripulación de 22 personas, bar, gimnasio, sauna y el servicio de dos chefs. El Leander, propiedad del empresario británico Donald Gosling, suele alquilarse previo desembolso de 400.000 euros semanales, pero en Clarence House -residencia oficial del príncipe- aseguran que recurrir a sus servicios resultará más económico que fletar un avión para los consortes y su círculo. Y añaden, para mayor gloria de las credenciales verdes de Carlos, que su uso reducirá las emisiones de gas de efecto invernadero en un 40% respecto a la anterior visita del heredero a tierras caribeñas (2000). El hijo mayor de la reina recibió duras críticas, hace un año, al reservar 18 plazas en un jumbo para ir a recoger un premio por su labor a favor del medio ambiente.

Carlos y Camila se trasladarán a la zona en un vuelo regular, para embarcarse en el navío que les conducirá a Trinidad y Tobago, Santa Lucía, Jamaica y la isla de Montserrat. El príncipe centrará el mensaje de su gira en la necesidad de un desarrollo sostenible.