Los miembros del Arca de Zoé vuelven a Francia para cumplir su condena

Los seis miembros de la ONG francesa El Arca de Zoé llegaron ayer por la noche a París, al aeropuerto de Le Bourget, a bordo de un avión de la compañía chadiana Toumaï Air. Nada más apearse del aparato fueron introducidos en vehículos para su traslado a la prisión de Fresnes, al sur de la capital francesa, a la espera de ser conducidos ante un tribunal de la cercana localidad de Bobigny, donde un miembro de la fiscalía comprobará su identidad para, a continuación, decretar su encarcelamiento.

Les esperan ocho años de cárcel. En Francia no hay trabajos forzados

Al subir al avión en Yamena, los seis franceses iban esposados

Las autoridades de Chad aceptaron de inmediato la demanda francesa de traslado de país. Se ahorraban así el tener que gestionar el conflicto médico-político derivado de la huelga de hambre y de sed iniciada por los seis condenados: Eric Breteau, bombero voluntario; Emilie Lelouch, artista de circo que se autopresentaba como enfermera; Nadia Merimi, realmente enfermera; Dominique Aubry, el informático del grupo; Alain Péligat, responsable de problemas de logística, y Philippe van Wilkenberg, el médico.

Todos ellos vuelven a Francia con la obligación de cumplir una pena de ocho años de cárcel -la ley francesa prohíbe los trabajos forzados- por tentativa de secuestro de 103 menores y teniendo que afrontar un nuevo sumario judicial, que abrió la justicia francesa el pasado 24 de octubre, por "ejercicio ilegal del papel de intermediario en un caso de adopción" y por estafa.

Respecto a la condena chadiana el horizonte es doble. Por un lado, saben que podrán solicitar la libertad condicional una vez cumplida la mitad de la pena en Francia y, por otro y más esperanzador, cuentan con una hipotética medida de gracia, concedida por el presidente Idriss Déby, una gracia que el presidente Nicolas Sarkozy debiera poder arrancar de su homólogo chadiano una vez transcurrido un plazo de tiempo prudente.

La amenaza judicial que afrontan en Francia es de otra naturaleza, entre otras cosas porque distinguirá las responsabilidades de cada uno de los implicados. En cualquier caso una pareja de Nantes, el matrimonio Hervy, se ha querellado contra El Arca de Zoé porque dicha organización les aseguró que les entregaría un "huérfano de padre y madre de Darfur" y para ello ya había desembolsado 2.550 euros. Los Hervy han subrayado que Eric Breteau "no es bombero profesional, como da a entender en los papeles, sino oficinista".

Los seis condenados viajaron acompañados de ocho gendarmes franceses y seis chadianos, amén de dos altos responsables del Ministerio de Justicia del país africano y un representante de los familiares de los 103 niños que iban a ser trasladados a Francia desde Chad. Al subir al avión, los seis miembros franceses del Arca de Zoé iban esposados.

En París les esperaba un grupo numeroso de familiares y amigos. "Se marcharon para salvar vidas de niños y regresan condenados como criminales. Es alucinante", decía una amiga de Emilie Lelouch.

Personas próximas a Nadia Merimi explicaban: "Nuestra primera preocupación es su estado de salud, que sabemos que no es bueno. La segunda, evitar que vaya a la cárcel".

Junto a los seis franceses fueron detenidos tres periodistas franceses y siete españoles integrantes de la tripulación del avión que debía trasladar a los niños y que, finalmente, fueron puestos en libertad.