Ronaldinho enoja a Rijkaard

Frank Rijkaard tiró ayer de las orejas a Ronaldinho. El reproche fue tan público y notorio como educado y silencioso, a la manera del entrenador, que hablaba mientras caminaba y el brasileño, que no había parado de hacer bromas y se había ejercitado con poca intensidad, ladeaba la cabeza. No trascendió el mensaje, pero la mirada del entrenador holandés fue reveladora.

Ronaldinho compareció de mala manera al entrenamiento. "Parecía tocado", comentó un compañero. Tal vez le superó el debate alrededor de su alineación. Dimitió de la peor forma.

Quizá fue porque el brasileño fue alineado como suplente en el partidillo del jueves después de protagonizar una sesión muy completa. El caso es que Ronaldinho llegó ayer de mala manera al campo y tonteó con la pelota y con sus compañeros hasta provocar la intervención del Rijkaard. El absentismo del gaucho fue manifiesto y nadie supo responder a la pregunta de qué había ocurrido desde el entrenamiento del día anterior. El jugador, con un actitud que no venía a cuento, terminó por tropezar al controlar un balón, resbaló el pie de apoyo y cayó al suelo. Al levantarse, se echó mano a la parte posterior de la pierna. A la salida de la cancha, parecía más preocupado por la pierna derecha que por su espectáculo, aunque después incluso firmó autógrafos entre los aficionados.

La guasa de Ronaldinho puede ser la puntilla para que Rijkaard le siente mañana en el banquillo. La suplencia ante el Real Madrid sería algo nuevo para Ronaldinho. Ninguna de las figuras azulgrana ha sido relegada al banco del Camp Nou en la historia del barcelonismo. Otra cosa sería que terciase una lesión, como ante el Recreativo, cuando se borró de la convocatoria.

Ronnie siempre ha sido titular en el Camp Nou, estadio en el que cuenta cinco goles, y después de dos semanas de trabajo a base de pesas en el gimnasio y ejercicios para mejorar la velocidad, parecía llamado a recuperar la titularidad ante el equipo de Bernd Schuster.

Puyol instó a no fijarse tanto en Ronaldinho: "Si está serio porque está serio, si está de broma porque está de broma; la cuestión es que siempre se habla de él: que si juega o no juega. Está alegre y crea buen ambiente". El capitán fue protagonista precisamente de un sombrero que le hizo Ronnie en el ensayo de ayer tras haberle tirado otro a Jorquera en una jugada que demandaba un remate. La tontería acabó con la intervención de Abidal. Y la de Rijkaard. Ronaldinho se quedó sin la pelota y sin excusas.