Del 'huaqueo' al ninguneo
EL HUAQUEO (palabra que proviene del quechua waka -templo- y que luego, castellanizada, pasó a designar al saqueador furtivo de piezas arqueológicas) ha sido un lucrativo negocio en Perú desde hace siglos. Un país que sigue expuesto al expolio de sus antiguos tesoros, al ninguneo de algunos coleccionistas e instituciones y a la constante amenaza de los traficantes de bienes arqueológicos, tan poderosos como mafiosos.
Actualmente, el país lleva adelante 180 procesos judiciales y diplomáticos para recuperar miles de piezas precolombinas. Según el Instituto Nacional de Cultura, para 2007 retornarían a Perú unos 900 objetos, pero sólo en Miami habría otros 400 esperando su rescate. En Tejas hay otras 200 piezas y el resto se reparte en diversos Estados norteamericanos y otros países. En 2004, por ejemplo, en Argentina se decomisaron, en varios operativos, cerca de 50.000 piezas arqueológicas. Más de 20.000 de ellas eran peruanas.
Uno de los más importantes reclamos que hizo el presidente del Gobierno anterior, Alejandro Toledo, fue el de las 5.000 piezas que Hiram Bingham, "descubridor" (en rigor, fue llevado allí por gente del lugar) de Machu Picchu, se llevó en 1912, y que dejó en el museo Peabody de la Universidad de Yale, en calidad de "préstamo" por 18 meses. Ya han pasado 95 años. La amenaza de la vía judicial ha sido desestimada de momento tras la disposición de Yale de dar al Gobierno de Alan García un inventario de las piezas como primer paso a una negociación.
La lucha por el patrimonio arqueológico involucra, además y fuertemente, a la sociedad civil. En el país, el 80% de las investigaciones arqueológicas está financiado por el sector privado. La fundación Wiese, por ejemplo, tuvo que ver con la Señora de Cao.
La revista Perú Explorer, por su parte, lleva adelante, junto con otras entidades, una campaña en defensa del patrimonio. El pasado 29 de junio, la casa Christhie's, de Nueva York, anunció la suspensión de subastas de piezas de origen precolombino tras el escándalo suscitado por la venta de 24 objetos arqueológicos peruanos. El tráfico, sin embargo, continúa y ya se habla de un valioso manto prehispánico en una vitrina de Broadway.
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