El sueño del galerista
El empresario Carlos Marsá llegó a organizar huelgas de hambre y acampadas frente al Consistorio para lograr sus propósitos
Cuando el joven madrileño Carlos Marsá llegó a Granada, abrió una sala de arte en la Calle San Antón. Entonces ya soñaba con el club de fútbol que fundaría él mismo y con el que haría historia en la ciudad. Treinta y tres años después de su fundación, y tras ascender esta misma temporada a Tercera como campeón de la Primera Andaluza, el Granada 74 se conformará como una Sociedad Anónima Deportiva y pertenecerá a la Liga de Fútbol Profesional, al lograr la plaza en Segunda del Ciudad de Murcia.
Aunque pasó desapercibida, la primer piedra para que ello fuera posible también se puso en el mundo empresarial granadino, cuando hace dos años un grupo de empresarios compró la plaza del Guadix, que pasó a llamarse Granada Atlético, y que en la actualidad juega la fase de ascenso a Segunda B. El Granada Atlético llegó con la intención de enterrar al Granada CF, pero no logró el respaldo de la afición y tuvo que ver cómo el decano del fútbol granadino ascendía a Segunda B con 8.000 socios, dejándolo en la más completa soledad, con una media de doscientos espectadores por partido.
Tras la fundación del CP Granada 74, Marsá logró que el Ayuntamiento le cediera unos terrenos para la construcción de una ciudad deportiva en el barrio de Almanjáyar. Allí fue construyendo su sueño y el de miles de jóvenes, que se formaron en sus escuelas de fútbol y que vieron cómo el presidente, que parecía vivir junto a un terreno de juego, no dudaba en ordenar sobre el campo a un equipo de alevines o cadetes. Una vez consolidado el proyecto futbolístico, Marsá se interesó por el baloncesto, llegando a ser presidente y máximo accionista del Club Baloncesto Granada durante tres años, hasta que el club logró el ascenso a la ACB.
Hoy, este empresario que se ha enfrentado con media ciudad, llegando a organizar acampadas frente al ayuntamiento y huelgas de hambre para lograr sus ambiciosos propósitos, ha colocado a su equipo, el Granada 74, en segunda A. Tendrá que compaginar la gestión del club con sus últimos negocios en agricultura ecológica y placas solares, aunque la venta de la ciudad deportiva Granada 92 en 2005 ya le proporcionara el estatus de millonario.
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