Guerra en Móstoles

En el teatro El Bosque, de Móstoles, caben 300 personas. Hay muchas más cuando empieza el mitin. La gente, con predominio de señoras de más que mediana edad y armadas con unos palos de plástico llamados "aplaudidores", se arracima. Cuchichean. Están excitados. Alfonso Guerra atraviesa la platea junto a Rafael Simancas, candidato socialista a la Comunidad, y Paz Martín, aspirante a alcaldesa de la localidad sureña.

Comienzan los aplausos. Una larga ovación de más de un minuto. Lo que dura el escrutinio de los espectadores a los vaqueros, la chaqueta azul y las cada vez menos canas del ex vicepresidente del Gobierno central.

Guerra, que se reservó el último turno del mitin (lo habitual es que cierre Simancas), dio a su auditorio lo que esperaban: críticas muy duras al PP. "Cada generación tiene su vergüenza. En los cuarenta, fue el horror nazi y la bomba atómica; en los sesenta el napalm en Vietnam; y ahora las prisiones de Guantánamo y Abu Grahib", dijo el muy teatral Alfonso Guerra antes de hacer una pausa. "Bueno, y en Madrid, el que se compre el Gobierno de una comunidad autónoma", siguió.

El ex líder socialista califica de vergüenza que Aguirre haya gobernado tras una "compra"

Además en ningún momento ser refirió al ex presidente José María Aznar por su nombre, porque "es gafe" y para elidirle se ponía el dedo en forma de bigote bajo la nariz. Tampoco nombró a Esperanza Aguirre, la rival de Simancas, a quien sólo llamó "señora...¡pero qué señora!".

También tuvo tiempo -habló más de una hora- para dar una definición de socialismo -"que nadie sea tan poderoso para poner a nadie de rodillas y que nadie sea tan indefenso que se tenga de poner de rodillas ante nadie"-; y de bromear con el eslogan popular -"el futuro con fianza (en lugar de con confianza) porque todos van a tener que salir con fianza"-.

Rafael Simancas, además de recordar sus propuestas educativas (3.000 millones de inversión, colegios bilingües y centros públicos en los que se pueda estudiar desde los 0 a los 18 años) insistió en la falta de sensibilidad de Aguirre con "los menos favorecidos".