Europa trabaja

Favorables señales las que emiten las economías europeas desde hace meses. Ahora es el mercado de trabajo el que con sus datos de marzo avala el optimismo. La tasa de desempleo ha caído al 7,3% de la población activa en el conjunto de los 27 países de la UE y al 7,2% en la eurozona, un punto menos que en el mismo mes del año pasado. Esas cifras contribuirán al fortalecimiento de la confianza de las familias y, con ella, la de sus decisiones de gasto.

En Alemania, el paro está en el 9,5%, dos puntos menos que hace un año. Por primera vez en los últimos cuatro años y medio, el número de desempleados es inferior a los 4 millones. España, con un proceso de creación de empleo más prolongado y maduro, mantiene su tasa de paro, según la EPA, en el 8,4%, con registros muy favorables en la creación de empleo indefinido y en la reducción de los temporales.

Los mejores registros son los de las economías nórdicas, entre las que destaca Dinamarca con un 3,4%. Holanda e Irlanda son igualmente casos a seguir muy de cerca con tasas de paro inferiores a la de la economía siempre mantenida como referencia, la estadounidense que, a pesar de la desaceleración en su crecimiento, no supera el 4,4%.

Resulta que esas economías europeas con un mejor comportamiento de su mercado de trabajo pertenecen también al grupo de las que exhiben mejores tasas de crecimiento de la productividad: de las que trabajan mejor. Confirman, en definitiva, que esos dos determinantes de la prosperidad, la creación de empleo y la eficiencia, pueden perfectamente coexistir siempre que la población que trabaja disponga de la educación y las habilidades necesarias y, no menos importante, esté rodeada del capital tecnológico suficiente.