Una corte creada en 1945 para dirimir conflictos entre Estados

Tres tribunales creados a instancias de Naciones Unidas -dos permanentes y uno instituido con un fin especial, esto es, juzgar los crímenes cometidos en la antigua Yugoslavia- ejercen la justicia internacional desde la ciudad holandesa de La Haya.
Se trata, en primer lugar, del Tribunal Internacional de Justicia (TIJ). Denominado también Tribunal Mundial, es el máximo órgano judicial de la ONU y surgió en 1945 para resolver disputas legales entre Estados. A pesar de sus 62 años de veteranía, dos de sus últimos fallos han tenido un eco muy superior al logrado con otras decisiones de su extensa labor legal. El más reciente es el que exoneró a Serbia de genocidio durante la guerra de Bosnia y calificó de genocidio la matanza de Srebrenica. El otro se remonta a julio de 2004. Sus 15 jueces declararon entonces ilegal el muro levantado por Israel en Cisjordania y ordenaron su inmediato derribo y la indemnización de los vecinos afectados.
La Corte Penal Internacional (CPI), abierta en 2002, es la más reciente y la primera dedicada con carácter permanente a perseguir el genocidio, además de los crímenes de guerra y contra la humanidad en cualquier parte del mundo. En estos momentos investiga los cometidos en la República Democrática del Congo, Darfur (Sudán) y Uganda. Ha sentado ya un precedente al calificar de crimen de guerra el alistamiento, ya sea forzoso o voluntario, de niños soldado. Aunque no puede juzgar hechos anteriores a su constitución, sus trabajos deben ayudar a imponer unas leyes universales sin santuarios para los genocidas.
El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) es el tribunal especial (ad hoc, en lenguaje jurídico). Consagrado a perseguir a los responsables de las guerras de los Balcanes. Se instituyó en 1993. Fue el primero en surgir para la búsqueda de genocidas y criminales de guerra desde el proceso de Núremberg. Cubre el territorio de la desaparecida república Federal de Yugoslavia y debe cerrar en 2010.
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