Camino a la nada
La comedia excéntrica con personajes de un solo trazo (delirante), que cruzaban sus caminos según la caprichosa red viaria del azar, fue uno de los modelos narrativos recurrentes del casi siempre mal llamado cine indie norteamericano. El discurso solía ser la falta de discurso y la deriva de unas conversaciones infectadas de guiños pop se convertía en lo más cercano al diagnóstico de una generación que parecía empeñada en no pensarse a sí misma (y a su sustancial inmadurez) como problema. El síndrome de Svensson, debú en el largo del cortometrajista alavés de largo recorrido Kepa Sojo, se hace eco de esos referentes, a través de una ficción que desarticula la mecánica rectilínea de la road movie en una arbitraria celebración del cruce de caminos (y de universos) como fin en sí mismo. Decir que el movimiento perpetuo de su galería de caricaturescos personajes no llega a ningún sitio sería hacer un chiste fácil, pero también podría dar una idea aproximada de la sensación que provoca esta ópera prima en todo espectador que no entre en su juego cómplice.
EL SÍNDROME DE SVENSSON
Dirección: Kepa Sojo. Intérpretes: Alejandro Garrido, José Sancho, Adrià Collado, Lluvia Rojo. Género: Comedia. España, 2007. Duración: 90 minutos.
La búsqueda del amor verdadero por parte de un personaje baqueteado y perplejo y la celebración de un climático concierto indie en el que deben confluir todas las (tenues) líneas narrativas funcionan como elementos de cohesión en un conjunto que hace auténtica bandera de lo disperso. La epidérmica puesta al día de un costumbrismo disfrazado de disparate ancla esta apuesta por la desintegración narrativa en los páramos de un convencionalismo que se sueña libérrimo y (quizá) radical. Sin serlo.
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