Dylan separó a Wojtyla y Ratzinger

A Juan Pablo II le valía cualquier cosa para llegar a los jóvenes. Si había que comportarse como una estrella del rock, o compartir el escenario con alguien como Bob Dylan, lo hacía. Lo hizo, de hecho, en 1997, en Bolonia, durante un recital ante 300.000 personas.

A su principal colaborador entonces y hoy sucesor, Joseph Ratzinger, aquello no le gustó nada. Intentó disuadir, sin éxito, a Juan Pablo II, y sigue dudando de que el concierto de Bolonia fuera una buena idea. El propio Benedicto XVI lo explica en un librito de recuerdos sobre su amigo Karol Wojtyla que se distribuirá en Italia a final de mes.

Juan Pablo II, mi amado predecesor, el librito en cuestión, se venderá a partir del 29 de marzo con la revista Famiglia cristiana. No contiene grandes revelaciones, pero demuestra que entre Wojtyla y Ratzinger existían sustanciales diferencias en lo referente a la "política de comunicación" y a la conveniencia de juntarse con según qué personas. Acerca del concierto con Bob Dylan, Benedicto XVI escribe: "Había razones para ser escéptico, yo lo era y en cierta forma lo soy todavía; dudaba de que fuera apropiado hacer intervenir

[en el mismo escenario del Papa] a ese tipo de profetas". El profeta al que se refiere es Bob Dylan.

Karol Wojtyla no sólo se avino a actuar con el cantautor estadounidense. Incluso escribió su sermón basándose en una de las más conocidas canciones de Dylan.

Como ejemplo, un pasaje de las palabras papales: "Me dices que la respuesta está en el viento [Blowin' in the wind], amigo, y es cierto, pero no es el viento que lo arrasa todo, es el aliento y la vida del Espíritu Santo, la voz que llama".

Otro ejemplo, en torno a la misma canción: "Me preguntas cuántos caminos debe caminar un hombre antes de convertirse en un hombre. Te respondo: existe un solo camino para el hombre y es el camino de Jesucristo, que dijo: Yo soy el camino y la vida".