El gigante despierta

Después de mucho tiempo dormido, el gigante ha despertado. Amenazante. El convulso y derrochador Inter ha dejado de dar tumbos y parece que por fin camina en línea recta. Para ello, claro, han debido desaparecer del mapa los rivales domésticos, el Juventus y el Milan, condenados por tramposos. Y, entonces sí, ha surgido con una fuerza temible el Inter, líder despiadado de la Liga italiana con 13 victorias y dos empates en 15 jornadas y con siete puntos de ventaja sobre su perseguidor, el Roma. Su camino en Europa ha sido más tembloroso, con dos derrotas en los dos primeros partidos ante el Sporting de Lisboa y el Bayern Múnich que le dejaron al borde del precipicio. Luego enderezó el rumbo hasta plantarse enfrente del Valencia.

El Inter, el equipo del mundo que más millones de euros ha gastado para apenas ganar nada, se siente finalmente dichoso. Y realmente competitivo. Fiel a su hábito de cada verano, el presidente, Massimo Moratti, le ha dado la vuelta a la plantilla con 11 fichajes, entre ellos las dos figuras pescadas de la Juve: el delantero Ibrahimovic (24 millones de euros) y el medio Vieira (9,5). Material de primera. Junto a ellos se han vestido de neroazzurro el campeón del mundo Grosso y el también lateral Maicon, un defensa de amplio recorrido, el medio Dacourt y el bombardero Crespo, cedido por el Chelsea. El resultado es un mecano blindado en defensa con los músculos de Materazzi y Córdoba -Samuel es suplente-, potente en el eje con Vieira y Dacourt; y letal en ataque con Ibrahimovich y Crespo. Tanto que nadie echa de menos al ídolo caído, el díscolo Adriano. Stankovic y Zanetti recorren las bandas mientras gente ilustre como Figo, Recoba y Julio Cruz esperan sentados. La lesión de Cambiasso ha aumentado los problemas para crear juego, pero la eficacia de sus delanteros cubre al agujero.

El técnico, Roberto Mancini, cumple su tercera temporada en el Inter bajo la lupa de Moratti y contra los vaivenes de la sociedad. Es decir, es un superviviente. A él le toca recuperar el trono perdido en Italia y en Europa. La sentencia contra el Juventus le concedió la anterior Liga al Inter, pero en el Guiseppe Meazza ni la sienten como ganada ni la disfrutaron. Para encontrar otro scudetto en su palmarés hay que remontarse a 1989, y para recordar un título europeo a 1998: la Copa de la UEFA. Los éxitos en la Copa de Europa son todavía mucho más lejanos: 1964 y 1965. Demasiado tiempo.

El Inter es un viejo conocido para el Valencia, al que se enfrentará por cuarta vez en Europa en los cinco últimos años. El equipo español siempre ha salido escaldado de los enfrentamientos. El Inter le eliminó en los cuartos de final de la Champions de 2002 -con el interista Farinós de improvisado portero en los últimos minutos de la eliminatoria- y 2003, y en la liguilla de grupos de 2004 le ridiculizó en Mestalla: 1-5, con Adriano de emperador. "Deben devolver lo que nos quitaron. Es la revancha", avisó ayer el entrenador valencianista, Quique. El Valencia recibió el sorteo con el ceño fruncido. Era el peor rival del bombo, el enemigo maldito. "Los favoritos son ellos, por presupuesto, por historia y por los precedentes", aclaró el capitán Albelda. Los jugadores traspasaron la presión al equipo de Mancini mientras el técnico sacó pecho. "Es el rival idóneo, el que nos puede motivar del todo, el que dará más prestigio a la victoria", apuntó Quique.

El Inter espera la cita con el orgullo por las nubes, pero desconfiado por el recuerdo de su eliminación el curso pasado ante el Villarreal. "Debemos pensar y no olvidar lo que nos pasó", recordó Mancini. El conjunto amarillo les sorprendió, pero al Valencia lo conocen de sobra.