La ilusión de la magia viaja en tren

Son las doce de la mañana y Atocha Cercanías es un hervidero de gente. Entre los viajeros, caminan ocho personas con globos con forma de animal en la cabeza, cartas en la mano y camiseta negra con el lema "Abracadabra". Ayer, la magia fue la protagonista en la estación. Juegos de manos, huevos que desaparecen de una bolsa y aparecen en un bolsillo, cartas que salen de una naranja cerrada... A medida que la mañana avanzaba, el interés del público crecía y se multiplicaban las risas y los aplausos. Renfe celebraba el Día de un Tren de Valores. Por cada viajero que ayer tomara un tren, la compañía aportará un euro a un fondo de "compromiso ético, social, cultural y de sostenibilidad".

"Queremos transmitir los valores que acompañan a la magia, que son la ilusión, el calor humano, la risa...", explica Juanjo García, presidente de la Fundación Abracadabra, centrada en acercar la prestidigitación a hospitales, asilos y centros de discapacitados psíquicos. En diferentes escenarios, e incluso a bordo de los trenes, los magos desplegaron lo mejor de su secreto repertorio. Las cartas elegidas por los viajeros aparecían en los lugares más insólitos -incluso en la boca de algún mago- y las pelotas de espuma se multiplicaban sin motivo aparente ante la atenta mirada de un público sorprendido.

En diferentes puntos del país, personalidades del mundo de la cultura y el deporte participaron en la iniciativa de Renfe. Además, se repartieron cerca de 100.000 sobres con semillas de aliso con la simbólica intención de sembrar valores.

Sobre un escenario situado en la estación, el mago Alberto de Figairedo asombra a un numeroso grupo de niños y niñas que aplaude todos sus trucos. En un momento, saca a un niño al escenario y le manda repetir todo lo que él diga: "¡Con todos ustedes, el gran prestidigitador...!". El niño se parte de risa: "¡Con ustedes, el gran... ¡eso!". Ahí no hay truco que valga.