Desalojo por la cara

"El lunes os quiero a todos fuera de aquí". Ya lo había advertido la semana pasada. Ayer, el encargado de obras David cumplió su amenaza y se presentó en el 191 de la calle de Pallars, en el barrio del Poblenou de Barcelona, para echar a sus inquilinos. Aprovechando el ruido generado por el desalojo del centro social La Makabra, David y sus hombres -cuatro albañiles suramericanos y un abogado- exhortaron a los ocupantes de la finca a marcharse. Y no de una forma demasiado cortés.
Abandonada desde hace varios años, la inmensa nave del número 191 de la calle de Pallars presenta un aspecto desolador: escombros por doquier, techos rotos o a punto de caer y suciedad. Pese a lo poco acogedor del lugar, unas cuantas personas lo habían okupado y escogido como domicilio. En las antiguas oficinas (mal)viven hombres y mujeres de orígenes y destinos diversos: subsaharianos y árabes sin papeles, junto con jóvenes españoles y franceses. "Estamos aquí unas 15 personas", explicó Julie, una de las inquilinas.
Ayer por la mañana, y sin presentar ninguna orden judicial de desalojo ni identificarse, David y sus "matones" -en boca de Julie- trataron de expulsarles con el argumento de que trabajadores de la construcción tenían que derribar el edificio. Tanto Julie como un abogado que se interesó en defender a los ocupantes opinaron que este intento de desalojo por la cara obedece al interés de "la inmobiliaria propietaria de la nave".
Según el relato de los afectados, que confirmó a este diario un portavoz de los Mossos d'Esquadra, los hombres entraron en el inmueble y se enfrentaron a los ocupantes. Dos chicas, la propia Julie y Antonia, fueron golpeadas con una barra de hierro. Según Julie, uno de los hombres llegó a exhibir una navaja con gesto amenazante. Por temor a que su situación irregular les diese problemas, algunos senegaleses y argelinos salieron corriendo.
Poco después, y ante la alerta de las dos chicas, llegaron al 191 de la calle de Pallars agentes de la policía autonómica. Los Mossos constataron que la situación estaba más calmada. Según los afectados, la cuadrilla liderada por David se había marchado ya, a toda prisa, en una furgoneta blanca.
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