Italia y Francia tratan de endosarse a los 'sin papeles'

Si desde Barcelona hacia Milán los controles italianos son más duros que los franceses, desde Milán a Barcelona son los policías franceses quienes ponen más empeño en descubrir a los inmigrantes indocumentados.

Las causas de este doble rasero son evidentes: a la ida, los franceses que inspeccionan el tren en Modane no tienen interés en descubrir a sin papeles que deberán retornar hasta la lejana frontera española, con los gastos que ello implica. Prefieren que se queden con ellos los italianos. Éstos, en cambio, sí ponen cuidado en que no se les cuelen los sin papeles, a los que devolverán Francia, cuya frontera está sólo a unos pocos kilómetros de distancia.

Los intereses se invierten en dirección Milán-Barcelona. Los italianos, que inspeccionan el tren en Turín, no detienen a nadie. Pero los franceses, que suben al convoy en Modane, hacen un trabajo a fondo y bajan del tren a un senegalés.

La historia de ese hombre es curiosa. Uno de los tres agentes que le han detenido explica que el inmigrante lleva una orden de expulsión española, en la que consta que llegó a Canarias en cayuco. Lo lógico sería que, como la mayoría de sus compatriotas, viajara desde Barcelona a Milán, no a la inversa. Él explica que, efectivamente, viajó en el tren hasta Milán hace unos días, pero que allí no conocía a nadie y ha decidido volver a España. El problema, según el agente francés, es que aunque la orden de expulsión es española, su billete demuestra que subió al tren en Italia. "Con una orden de expulsión no se puede viajar por Europa, así que lo correcto es devolverlo a su lugar de procedencia, Italia". En medio de la noche, el tren abandona al senegalés, que avanza abatido por el andén entre tres policías.