Abbondanzieri salva al Getafe en un gran partido de ataque

Juegan al ataque, tocan y tocan el balón y miran poco por el retrovisor. Y no, no son equipos grandes, sino un par de modestos con muy buen gusto por el fútbol. Mérito de sus entrenadores, claro. Quien esperase un partido plomizo entre el Recreativo y el Getafe, con ambos equipos encerrados y arriesgándose lo justo, se equivocó de pleno. ¡Viva el juego de ataque! El encuentro estuvo lleno de llegadas al área, ocasiones, goles y hasta un penalti parado en el minuto 92. Tratándose de dos clubes con el presupuesto justo, es para quitarse el sombrero.

A todo esto, fue el Getafe el que venció gracias a que Abbondanzieri, gran fichaje, detuvo la pena máxima a Javi Guerrero dos segundos antes de que el árbitro diera por resuelto el partido. Merecía al menos el empate el Recreativo por su tremendo derroche físico y su respeto por la pelota. El equipo de Marcelino García hilvanó el juego con pases cortos hasta el último minuto, sin prisas, sin balonazos a lo loco. Con Cazorla al frente y Javi Guerrero omnipresente en el ataque. El buen partido de la semana pasada en el Calderón no fue casualidad. El Recre avanzó las líneas y presionó la salida del balón del Getafe, que tampoco se puso nervioso: toque, toque... Como le gusta a Schuster. El equipo buscó los espacios con paciencia hasta acercarse a Laquait. Redondo, Casquero y Cotelo dieron los primeros avisos y Pachón golpeó antes del descanso al aprovechar una pérdida defensiva imperdonable. Recortó a Poli y ajustó al palo.

El Recre se desfondó en recorrer un kilómetro tras otro hasta recuperar el balón y el mando del partido. Obligó al Getafe a replegarse junto a su área y comenzó a acribillar a Abbondanzieri. Curiosamente, empató en un contraataque que pilló confiado al Getafe. Guerrero asistió a Sinama y el delantero burló al Pato.

Lejos de conformarse, los dos equipos se lanzaron al ataque en un ejercicio de generosidad. Nada de empate, la victoria bien vale algo de riesgo. Sobre todo, para el Recre, exaltado por la igualada y el calor de su público. Hasta que Manu, ex jugador onubense, mandó un cabezazo medido a la escuadra. No lo celebró por respeto, pero desinfló al Recre, molido por el cansancio y desanimado por su falta de recompensa. Ni siquiera un penalti en el 92 le premió por un juego tan aseado como el de su rival.