El crecimiento sostenible se queda en utopía

La proyectada autovía de los Pirineos se está iniciando ya. Y si cualquier infraestructura de grandes dimensiones ofrece en su ejecución un panorama desolador; cuando se abre camino en plena naturaleza y son los bosques los que empiezan a caer, la perplejidad y la desazón que produce son casi comparables a un desastre.

¿Por qué una autovía en los Pirineos, cuando en el país existen enormes lagunas en cuanto a mejora de trazados que requieren urgencia?

¿Por qué la necesidad de unir el País Vasco y Cataluña por los Pirineos atravesando la ciudad turística de Jaca? ¿Por qué los gobiernos central y autonómico se implican en una acción con tan bajo perfil medio ambiental, cuando ya estamos en el punto de mira de la UE por incumplimiento de normativas?

Muchas de las zonas afectadas están declaradas como ZEPA y LIC (Zona de Especial Protección de Aves, y Lugar de Interés Comunitario).

La autovía, paralela a la cordillera pirenaica, incide en zona de paso obligado de aves en tránsito periódico de norte a sur, con permanentes puestos de observación de ornitólogos de toda Europa y el paso de vehículos de gran tonelaje, no es lo más beneficioso.

¿No se ha aprendido de los desastres del Mediterráneo? O tal vez sí. Y precisamente se toma nota de los grandes beneficios económicos que ha supuesto a ciertos sectores. Y el hecho de que queden espacios vírgenes es una invitación a seguir adelante.

Una vez más el crecimiento sostenible se queda en utopía.