De vuelta a casa

Los 50 sin papeles abandonados a su suerte por la gendarmería marroquí, en la zona desértica de Kandahar hace una semana, después de que el cayuco en el que se dirigían a Canarias naufragase al sur de Sáhara Occidental cuando el patrón perdió el rumbo, están de camino a casa.

Ayer por la tarde, empezaron su regreso, en un autobús fletado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Malí con la autorización de Mauritania. La primera parada: Nuakchot, capital mauritana, de donde partirán hacia Banako, en Malí. Una vez allí, los 40 malienses se quedarían en su país y los otros 10 inmigrantes, ciudadanos de varios países de África Occidental, serán entregados a sus respectivas embajadas para ser repatriados.

Tras seis días de navegación, los gendarmes retuvieron a los sin papeles tres días, antes de expulsarlos al desierto. Desde allí, después de la negativa de Mauritania y Marruecos a admitirlos, la única salida posible era hacia una zona de minas. La ONG Médicos del Mundo actuó rápidamente para socorrer a los inmigrantes y trasladó un dispositivo con asistencia sanitaria, víveres, material de abrigo y una jaima para que se refugiasen.

Al mediodía de ayer, Manuel Muñoz, coordinador médico, y Rashid Sherif, coordinador de Médicos del Mundo en Nuadibú se acercaron en su segunda visita del día para llevarles comida caliente. "Al llegar se encontraron con el ministro de Asuntos Exteriores de Malí y con un autobús para llevarles de regreso a sus países", explica Guillermo Algar, miembro de la organización no gubernamental. De los 53 inmigrantes abandonados, sólo 50 volverán a sus casas, ya que un maliense perdió la vida, a las pocas horas de ser abandonados y una mujer y un hombre de Senegal están en paradero desconocido, después de que se separasen del grupo, según Algar.