Honrar a todos los caídos

Hace poco escuché por radio severas críticas hacia la izquierda política, asegurando que su tozudez por recuperar la historia de nuestra Guerra Civil tan sólo crearía enfrentamientos. Algo después, con toda normalidad, se daba la noticia de que la Santa Sede aprobaba la beatificación de 53 sacerdotes, martirizados en esa misma contienda.

Y me parece bien esa normalidad, puesto que todos tenemos el derecho y el deber de honrar a nuestros muertos. Pero no parece justo que se niegue ese mismo derecho a los perdedores, no se puede quitar a los familiares la posibilidad de recuperar los restos de sus seres queridos, desaparecidos en fosas con localización precisa.

España olvidará la Guerra Civil cuando todos sus caídos descansen en paz. No se trata de reavivar situaciones históricas ya superadas, sino de recordar a quienes las padecieron. Tan sólo se persigue dar digna sepultura a quienes no la tienen, liberando de tan pesada carga emocional (duelo en vacío) a sus descendientes.

El ejemplo lo podríamos tener en Carcar (Navarra), donde toda la población unida, Ayuntamiento, ciudadanos y parroquia, levantó los cuerpos de las fosas y los trasladó al cementerio local. Hoy, sus descendientes pueden pasear libremente por los caminos y carreteras sin encontrarse con tan trágicos recuerdos.