Segunda mano

Apenas queda un mes para los Emmy, los Oscar de la TV, y noto por primera vez aquí dentro un cierto interés por lo que sucederá el 28 de agosto en el Auditorio Shrine de Los Ángeles (canal AXN: dos de la mañana). Por lo menos, los departamentos de autopromoción de Cuatro y La Sexta se han puesto las pilas luego de la selección porque la competencia de las teles recién nacidas exige tener reflejos comerciales y sus pantallas se basan en series de importación. Pero las teles impares (la Uno, la Tres y la Cinco) siguen como siempre, sin enterarse de los Emmy, a pesar de que esta vez están nominados los formatos originales de esos concursos-reality que engordan share generalista: Survivor (Supervivientes), American idol (Operación Triunfo), Dancing with the stars (¡Mira quién baila!) o The Amazing Race (sin traducción nacional, por el momento).

Tal y como van las cosas de casa no es difícil profetizar que también llegará un día en que los Emmy sean tan importantes como los Oscar de Hollywood. Por el momento, basta ojear las nominaciones de esta edición 58ª para comprobar que todavía no hemos inventado nada, todo es segunda mano, y que en materia de TV nos limitamos a tres oficios: ser exhibidores, reciclar formatos ajenos o plagiar programas de éxito aunque sin mencionar las fuentes. Es como si en el mundo del cine español sólo hubiera tres categorías: las salas, el doblaje y algún remake de la serie B. Pues bien, esto es lo que exactamente ocurre con nuestra industria televisual.

Si no le prestamos atención a los Emmy, al contrario de los Oscar, es porque sus nominaciones anuales son bastante molestas. Evidencian que nuestros estrenos de parrilla (y todo lo que genera share) son refritos, remakes, reposiciones, recuperaciones, readaptaciones, redistribuciones o sencillamente plagios. Cuando los Emmy se fijen en un producto casero, sólo entonces, se acabará esta anomalía catódica española que arrastramos desde los orígenes y los teléfilos podremos cotejarnos sin complejos con nuestros hermanos separados, los cinéfilos.